lunes, 28 de noviembre de 2011

UN CINÈFILO DE ALTO VUELO .- Relato/ Autor: Augusto Llosa Giraldo


UN CINÉFILO DE ALTO VUELO
                       
           
  Cuando llegan las primeras inquietudes en nuestra adolescencia llena de entusiasmo y voluntad desbordante, ocurre un sin fin de cosas que nos atesora el espíritu; vivimos una etapa inolvidable que nos hace suspirar de nostalgia ahora que lo recordamos. Quién no recuerda que cuando niños queríamos ser: “Batman”, “Superman”  entre otros personajes de moda de los “cómic”,  la televisión o el cine que por esos años todavía conservador y puritano leíamos y veíamos. En muchos casos  sólo permitido para mayores de edad y gente acomodada. Claro, un niño no sabia nada de estas cosas,  y ver una película en el cine o la televisión era toda una tentación que uno no podía perdérselo.
Recuerdo que a mi padre le gustaba mucho las funciones circenses, y  a mi madre en cambio el cine siempre fue su fascinación al cual asistíamos por lo menos tres veces a la semana.

            Esta afición desenvuelta – preferentemente  - por el cine me llevó en mi niñez a ver películas casi todos los días, ya que en los años sesenta estaban de moda las funciones de seriales continuadas de “Tarzán”, “Maciste”,  así como de   películas mexicanas  que en provincias se proyectaba de lunes a domingo, y por supuesto no todos los días nuestros padres nos daban dinero para asistir a cada una de las funciones. Era todo un reto para los niños agenciarse de los cincuenta centavos que costaba la media entrada para el “Cine Municipal” o el “San Martín”, peor aún si no cumplíamos con las tareas de la escuela o los mandados de la casa, estábamos prácticamente chantajeados por nuestros padres, sino también por nuestros hermanos mayores o los amigos más grandes que nos ilusionaban con encontrar una fórmula para solucionar este “problema” de adición al cine, ya que la televisión por esos años recién había llegado al pueblo y pocas familias podían ostentar uno en su sala.

Pero llegó esa oportunidad para el grupo de amigos del cual formaba parte; Pedro el más avezado e intrépido había descubierto que era posible entrar al cine por la puerta de escape del cine que daba al garaje municipal, y que permanecía cerrado casi todo el tiempo, lleno de vehículos malogrados y materiales de trabajo, lo único que teníamos que hacer era trepar una pequeña pared d e adobe semidestruida y bajar por una mata de ciruela que florecía al otro lado de la cerca.
La primera vez que lo intentamos salió a la perfección, la segunda ocasión también, hasta que en la tercera oportunidad alguien se dio cuenta  de nuestra presencia, entonces los guardianes nos pillaron tratando de abrir la pequeña puerta; fui cogido debajo de uno de los carros viejos en donde me había escondido, y recibí como castigo una somera paliza que aún recuerdo, mientras que mis amigos escaparon asustados a sus casas.

Nunca más lo intenté por ese lugar, sino ahora por el techo....


MIS GRANDES AMIGOS DE SIEMPRE

miércoles, 23 de noviembre de 2011

EL ENCUENTRO .- Relato / Augusto Llosa Giraldo




EL ENCUENTRO

            Entre el recodo abrupto del camino a La Palma, se bifurcan dos sendas angostas, pedregosas; Una hacia la parte baja del río y otra serpentina hacía lo alto de la montaña. Allí dos hombres se entrecruzaron en medio de un amanecer sombrío; cúmulos de nubes
Algodonados, semioscuros brillaban anunciando una lluvia tenaz, prolongada.
Ambos llevaban prisa que no les dio tiempo para hacer un alto y saludarse;  apenas si se miraron y con la vista uno de ellos asintió un leve reconocimiento que muy pronto el fuerte chirriar de los grillos hicieron olvidar.
El primero de ellos era joven y bajaba trémulo a grandes pasos con la cara desencajada por la angustia. Hacia semanas que por su trabajo en la mina no sabia nada de su esposa que se encontraba en días de parto, era primeriza y vivían lejos del poblado más cercano, y eso le preocupaba. En cambio el segundo caminante,  maduro era diferente; subía con pasos calculados y en su mirada profunda dejaba entrever malicia que su rostro cetrino no podía ocultar.

La lluvia amenguó un poco su gravitante poder y el efecto deslumbrante de los primeros rayos exacerbaron el ánimo ponderado de los hombres. En horas de la tarde la calma retornó lo que permitió que la gente se hiciera nuevamente al campo. En esta circunstancia los dos hombres volvieron a encontrarse entre el lodazal intransitable de una peligrosa ladera que la casualidad los volvía a juntar.
Eran los mismos viajeros que horas antes se habían cruzado, pero esta vez, uno venía borracho, encharcado de lodo con la mirada absorta, perdida; en cambio el mozo tenía el caminar lento con los ojos llorosos y el espíritu abatido.

Ambos se reconocieron e hicieron un alto forzoso  en medio de un roquedal  que cómo cornisa los protegía de la lluvia; hubo un primer silencio que el más viejo balbuceante, rompió;

.- ¡Soy un desgraciado ... maté a mi mujer y a su amante, porque los
      Encontré durmiendo juntos... ¡

Volvió el silencio  a  cubrir  todo el contorno  agreste  que  los  rodeaba; Entonces, botella en mano el primero y casi cayéndose le ofreció un trago de licor al joven minero, qué cómo un autómata recibió, y  sin mediar palabra alguna se lo llevó a la boca hasta secarlo en medio de gruesas lágrimas que cubrían sus grandes ojos negros, se recostó a una roca  y levantando la mano con voz entrecortada, dijo:

.- ¡Yo soy otro desgraciado, llegué a mi casa justo cuando estaban
      Velando a mi pobre esposa... ¡

Está confesión inusual tranquilizó un poco el ánimo ya que habían desfogado inconscientemente su desgracia que los unía, identificándose ambos como unos hombres marcados por la desdicha. Entablaron una breve conversación  y comenzaron a caminar lentamente en una  misma dirección;  buscaban más alcohol. Muy cerca de allí se detuvieron para comprar en un pequeño “tambo” el
Bálsamo que calmara sus penas y sufrimiento.

Minutos después, ambos  apenas podían sostenerse abrazados, caían y se levantaban  hasta que sorpresivamente apareció un tropel de caballos en veloz carrera por la parte curva más estrecha del camino que no les dio tiempo para guarecerse y evitar el peligro: ambos  fueron pisados y barridos, cayendo en el inevitable y profundo  cause del río que fue la tumba para los infortunados hombres que el tiempo y el destino juntó para siempre.




"GÈMINIS" .- Relato / Augusto Llosa Giraldo

 GÉMINIS 2461

                       Para ti: Carlos Leonel

En el mar hay un rincón lejano que solo  existe en la fantasía de quienes están enamorados, pero se puede divisar desde lo alto de una isla que tiene forma de corazón, y solo es visible en las noches estrelladas de pleamar.

Muchos han intentado alcanzar sus playas llenas de verdor y aves multicolores que de noche irradian una luz deslumbrante que la ilumina  toda. Y de lejos pareciera arder en medio de un mar que yace calmo, pero como asustado a sus pies.

En medio de este  paraje extraño  hay una torre tallada en piedra  tan alta como el espíritu de Leonel al cual solo se puede acceder por una senda tan pequeña como un serpentín retorcido, que se mece al compás del viento y  huele a un perfume suave embriagador. Muchos advenedizos lo han intentado,  y en ese  afán  han fracasado.

Cuentan los viejos lobos de mar que esta isla esta encantada, porque fue maldecida por una mujer que injustamente  fue quemada en la hoguera, acusada de brujería.  Por lo que antes de morir la  maldijo para siempre. Por ello que nadie se atrevió a ponerle nombre alguno ni habitarla a riesgo de quedarse a vivir en ella para siempre. Pero sucedió que  hace muchos años una  pequeña embarcación naufragó y uno de sus tripulantes en su afán instintivo de supervivencia alcanzó llegar a su orilla; era un  joven  pescador que habitó solo  la isla, viviendo de las bondades de su suelo exuberante, lleno de manjares que podía coger y disfrutar a diestra y siniestra. Convertido en todo un ermitaño, logró convertir a este pedazo de tierra escondido en  medio del mar, en un pequeño paraíso que solo disfrutaba él y sus animales que alcanzó domesticar y con ellos vivía. En cierta  ocasión naufragó una embarcación a quien trató de  auxiliar, pero la furia del mar le impidió e hizo que perecieran; menos una joven mujer  que viajaba, a quién trató de salvar antes de morir en sus brazos, balbuceando su  nombre sin haberlo conocido antes.

En varias ocasiones sus familiares y amigos que lo visitaban ocasionalmente a la isla, y se acercaban a su orilla,  intentaron  convencerlo  para que  regresara  a la civilización, pero éste nunca accedió a sus pedidos y ruegos. A uno de ellos le contó desde su embarcación,  su secreto; había hecho una promesa a Dios a quien le pidió  que sí lo  salvara de morir ahogado  nunca abandonaría la isla. Y así fue, cumplió su palabra empeñada, le construyó una hermosa ermita de piedra en su honor en lo alto de una roca que dominaba una ensenada de arena y palmeras,  y años después  murió.

Hoy que la isla esta habitada y  en su honor lleva su nombre: Carlos Leonel.

                                                          


                                                      Buenavista Alta/13/06/07

                                           Augusto Llosa Giraldo
    

GRAN NOCHE LITERARIA EN CASMA




GRAN NOCHE LITERARIA
“TODAS LAS VOCES”

Participan:

-        Eduardo Ayala Vera
-        César Oliden Alegre
-        Guido Flores Luna
-        José Luis Yarleque Gonzáles
-        Augusto Llosa Giraldo

Otros Invitados

Dia: viernes 25 de noviembre
Local: Parroquia Santa María Magdalena
Hora: 7.30 P.m.


BREVIARIO

Datos personales de los escritores y poetas participantes


Eduardo Ayala Vera:
Abogado y escritor, "cuya  poesía marca la irrupción  del vanguardismo y la irreverencia poética en Casma"
Así se define el propio autor de este hermoso poema dedicado a su madre, “Carmen”, quién falleciera el 17 de diciembre del 2007.
Ha publicado un sin fin de trabajos literarios que le han merecido premios y elogios muchos lugares de nuestro país.


GUIDO FLORES LUNA:
Joven escritor, profesor, enfermero, y  luchador social nacido el 22 de marzo de 1979 en la ciudad de Huaraz, llega a Casma a los 8 años de edad, estudió su primaria (I.E “Cesar vallejo”) y la secundaria (I.E “Mariscal Luzuriaga).
Obras Publicadas: “Tormenta y Pasión”, “Gritos de Esperanza”, “Huellas de Luz”, Fusiles del Verbo y ahora “Corazón Libertario”.


José Luís Yarlequé Gonzáles:
 Natural de Casma (1974), Bachiller  en Comunicación Social, a publicado: “Cuentos para leer en la Noche”, “Cuentos del Abuelo”, “Era una tierra de Guerreros”, y “El último Narrador de Cuentos”, y la Publicación “Crónicas Espaciales”.


Cèsar Oliden Alegre:
 Periodista y escritor casmeño, Su producción literaria esta dedicada mayormente a la literatura infantil y  trabajos de investigación.  Actualmente trabaja en la Oficina de Relaciones Públicas de la Municipalidad Provincial de Casma.


Augusto Llosa Giraldo:
Casma (1955). Escritor y periodista. Casmeño, ha publicado poesía, narrativa, teatro escolar y ensayos diversos.
Dirige publicaciones periódicas como: “La Región”  y la Revista “Casma”.
Actualmente forma parte del equipo periodístico del Noticiario” La Palabrade Radio Casma Star y que dirige Froilan Chávez Maza.