martes, 19 de marzo de 2013

EL SUICIDIO.- Relato. Autor: Augusto Llosa Giraldo


EL SUICIDIO

(Este relato fue un hecho real que sucedió en el Puerto Casma)

Un pedazo de nuestra costa  (La Gramita) que baña nuestra tierra.

Era un verano muy caluroso y como tal las playas estaban atestadas de gente que colmaban las playas. Las vacaciones habían llegado y lo único nuevo de ese año fue que los carnavales se iban a celebrar como nunca en el puerto, así lo había anunciado el alcalde, un oscuro personaje que para ganarse a los electores había contratado una banda de músicos y a una reconocida orquesta musical del norte. “seguro que quiere reelegirse en el cargo... eran los comentarios generalizados  de la población ante la proximidad de las Elecciones Municipales.

En la casa de los Melchor López siempre había alegría y comunión entre la familia, hasta que un día menos pensado, Mabel la segunda hija de este matrimonio desapareció desde muy temprano, había salido a comprar pan a la tienda de la esquina como era costumbre, pero llegada la tarde nadie daba cuenta de su paradero.

Dada las circunstancias toda la familia comenzó a movilizarse, indagando, preguntando a los vecinos, a ellos se sumaron los amigos y demás parientes de Mabel. Comenzó una tenaz búsqueda por las calles, plazas, playas hasta que un conocido  comentó que unos vecinos la habían visto caminando presurosa rumbo a una playa lejana desde muy temprano. Esta información de inmediato fue corroborada por los demás vecinos, quienes les dieron detalles de su presencia. No había duda que era la misma Mabel que había tomado esa ruta rumbo a una playa lejana y peligrosa. Entonces todos los esfuerzos se centraron  en esa senda sinuosa ya que había que subir por una ladera agotadora para llegar a lo alto del cerro y de allí alcanzar un inmenso farallón que mira al mar, y que es brutalmente golpeado por inmensas olas que se agolpan una a una en forma desesperada para estrellarse y morir a cada instante.

Uno de los hermanos mayores de Mabel que encabezaba la búsqueda,  comenzó a rastrear las huellas que aparecían en el camino, y pudo observar que había una que aparentemente era de mujer y que directamente se dirigía hacia la orilla  del abismo que conformaba el farallón. Grande fue su sorpresa al encontrar en este lugar parte de la vestimenta y demás pertenencias de Mabel que se encontraban tiradas al borde del precipicio. A una sola voz todos los familiares corrieron y se congregaron, entonces los presentes se miraron las caras entre sorprendidos y con evidente temor, comenzaron a lamentar lo que parecía evidente, que se había consumado un acto de auto eliminación de esta joven de tan diecisiete años de edad. ¡Se ha suicidado…¡ ¡ tan joven…¡decían los amigos que aún no salían de su asombro.

El padre conmovido comenzó a rebuscar entre sus pertenencias para confirmar que las pertenecías eran de su hija más querida, y halló una hoja de papel que era una pequeña carta que a la letra decía: “Perdóname papá, mamá pero he tomado esta decisión porque ustedes no me dejarían consumar este amor…” al terminar de leer las lágrimas se le cayeron y lloró en completo silencio. Toda la comitiva se conmociono, nadie hablaba, el silencio se hizo presente una eternidad. Pero en medio de esta confusión, de dolor,  uno de los hermanos menores de Mabel continuó hurgando el escenario y encontró que una nueva huella aparecía metros abajo, y esta era de varón que entre la arena y los  riscos  se podía observar, y en la medida que avanzaba se dejaba notar con toda claridad. Continúo avanzando y la huella continuaba  en dirección sur por el camino habitual que siguen los pescadores.

Recorrió cerca de un kilómetro, solo,  hasta que por entre las rocas pudo notar a media distancia que había un montón de ropa de colores y otras  pertenencias que llamaban la atención, junto a una playa de arena fina,  cuando ya el sol se acercaba al horizonte. Se acercó con sumo cuidado, tratando de no hacer ruido y oh¡ sorpresa, era una pareja de jóvenes que hacían el amor completamente desnudos, abstraídos completamente del mundo exterior que le rodeaba. Ella jadeaba de placer y se retorcía, mientras que el joven que la poseía se agitaba entre gritos que se dejaba escuchar a lo lejos. El pasivo observador ocasional no pudo permanecer más tiempo de lo necesario, tuvo coraje, rabia, se tragó su saliva porque reconoció que era su hermana pero no atino a hacer nada, se dio media vuelta e inicio el regreso a casa…

Esta historia a pesar de los años aún se mantiene en secreto. Los familiares y amigos de Mabel cada año que  recuerdan su cumpleaños, visitan el lugar para llevarle flores y rezar ante una cruz de cemento que le han construido en su honor y lleva su nombre.


(Casma, 13 de marzo del 2013)

martes, 12 de marzo de 2013

SECHIN: TESORO PERDIDO. Autor.- Jaime López Raygada.


SECHÍN, TESORO PERDIDO



La ciudad es pequeña y ha empobrecido. Casma fue opulenta, cuando el apogeo de las grandes haciendas. Ahora languidece, a la plaza, sombreada por aromosos ficus fusilaron a Uschu Pedro, el lugarteniente de Atusparia, que levantó a los indios contra el gobierno de Cáceres, porque la autoridad le hizo cortar la trenza que usaba como signo de realiza entre sus agentes. Cuanto tomó Huaraz, no cometió atropellos contra los blancos despavoridos, murió víctima de una celada.

En cuanto a Uschu Pedro, o Pedro el Negro, hizo frente al pelotón de gendarmes con espartana serenidad – pero Casma tiene un tesoro a las puertas, en los terrenos de la hacienda San Rafael.  Este tesoro es de piedra y se llama “Sechín”, descubierto y revelado al mundo por Tello, que quedó fascinado por aquellos restos líticos en los que asoma un mundo nuestro hace tres mil años, donde las imágenes de crueles guerreros de entonces triunfales y misteriosas imágenes intraducibles hoy, fascina y conmueven aún todavía en medio de la ruina de tantos siglos de depredación.  Todavía está en pie una estela blanca de granito con extrañas marcas que parecen indicar que servía para medir la altura de las aguas.  Porque de antiguo el valle fue azotado por avenidas que la asolaron.  En este sector, en los Cerros de Sechín y Mojeque, apareció hace milenios o más, un complejo cultural, cuyas muestras epónimas están en los adoratorios de los dos “Sechines” el Alto y el Bajo.  Hubo en el principal de ellos, el de Sechín alto, un templo o palacio-templo comparable a los asirios o Egipto, que en nada les cede.

Había noventa y ocho monolitos bellísimos, todavía quedan ochenta en el terreno, doce han sido robados y seis están en el Museo Nacional de Antropología.
De aquella misma época, tan lejana en el tiempo, es el llamado “Castillo de las Calaveras” donde se encuentra inmensa pila de cráneos, testimonio de la crueldad con los que los quechuas invasores castigaron aquel último reducto del Gran Chimú al que sólo pudieron avasallar, cortándole los acueductos de agua potable y cercándolos por hambre.

Sechín es un tesoro de enorme valor que hay que conservar y difundir, y cuya custodia tienen que asumir nuestras autoridades. Hace pocas semanas, estuvo allí Arturo Jiménez Borja, que consiguió alguna ayuda para efectuar trabajos iníciales.
Los Casmeños, pagaron tres peones para cooperar. El día en que limpien las ruinas, se cerquen y se reconstruya aquellas venerables huellas de un pasado grandioso, Casma volverá a ser opulenta, porque habrá una corriente de visitantes que para recorrer el adoratorio se detendrán en el antiguo pueblo dormido, que es ahora sólo un lugar de pasaje hacia las ciudades de la sierra de Ancash y del norte grande.

Autor:

 Jaime Lòpez Raygada

(El Comercio – 04 de Mayo de 1970) 

miércoles, 6 de marzo de 2013

EL HOMBRE QUE ESTORBABA. Autor: Mario Vargas Llosa


El hombre que estorbaba
PIEDRA DE TOQUE. Benedicto XVI trató de responder a descomunales desafíos con valentía y decisión, aunque sin éxito. La cultura y la inteligencia no bastan para enfrentar el maquiavelismo de los intereses creados





FERNANDO VICENTE
No sé por qué ha sorprendido tanto la abdicación de Benedicto XVI; aunque excepcional, no era imprevisible. Bastaba verlo, frágil y como extraviado en medio de esas multitudes en las que su función lo obligaba a sumergirse, haciendo esfuerzos sobrehumanos para parecer el protagonista de esos espectáculos obviamente írritos a su temperamento y vocación. A diferencia de su predecesor, Juan Pablo II, que se movía como pez en el agua entre esas masas de creyentes y curiosos que congrega el Papa en todas sus apariciones, Benedicto XVI parecía totalmente ajeno a esos fastos gregarios que constituyen tareas imprescindibles del Pontífice en la actualidad. Así se comprende mejor su resistencia a aceptar la silla de San Pedro que le fue impuesta por el cónclave hace ocho años y a la que, como se sabe ahora, nunca aspiró. Sólo abandonan el poder absoluto, con la facilidad con que él acaba de hacerlo, aquellas rarezas que, en vez de codiciarlo, desprecian el poder.
No era un hombre carismático ni de tribuna, como Karol Wojtyla, el Papa polaco. Era un hombre de biblioteca y de cátedra, de reflexión y de estudio, seguramente uno de los Pontífices más inteligentes y cultos que ha tenido en toda su historia la Iglesia católica. En una época en que las ideas y las razones importan mucho menos que las imágenes y los gestos, Joseph Ratzinger era ya un anacronismo, pues pertenecía a lo más conspicuo de una especie en extinción: el intelectual. Reflexionaba con hondura y originalidad, apoyado en una enorme información teológica, filosófica, histórica y literaria, adquirida en la decena de lenguas clásicas y modernas que dominaba, entre ellas el latín, el griego y el hebreo.
Le ha tocado uno de los períodos más difíciles que ha enfrentado el cristianismo en sus más de dos mil años de historia.
Aunque concebidos siempre dentro de la ortodoxia cristiana pero con un criterio muy amplio, sus libros y encíclicas desbordaban a menudo lo estrictamente dogmático y contenían novedosas y audaces reflexiones sobre los problemas morales, culturales y existenciales de nuestro tiempo que lectores no creyentes podían leer con provecho y a menudo —a mí me ha ocurrido— turbación. Sus tres volúmenes dedicados a Jesús de Nazaret, su pequeña autobiografía y sus tres encíclicas —sobre todo la segunda, Spe Salvi, de 2007, dedicada a analizar la naturaleza bifronte de la ciencia que puede enriquecer de manera extraordinaria la vida humana pero también destruirla y degradarla—, tienen un vigor dialéctico y una elegancia expositiva que destacan nítidamente entre los textos convencionales y redundantes, escritos para convencidos, que suele producir el Vaticano desde hace mucho tiempo.
A Benedicto XVI le ha tocado uno de los períodos más difíciles que ha enfrentado el cristianismo en sus más de dos mil años de historia. La secularización de la sociedad avanza a gran velocidad, sobre todo en Occidente, ciudadela de la Iglesia hasta hace relativamente pocos decenios. Este proceso se ha agravado con los grandes escándalos de pedofilia en que están comprometidos centenares de sacerdotes católicos y a los que parte de la jerarquía protegió o trató de ocultar y que siguen revelándose por doquier, así como con las acusaciones de blanqueo de capitales y de corrupción que afectan al banco del Vaticano.
El robo de documentos perpetrado por Paolo Gabriele, el propio mayordomo y hombre de confianza del Papa, sacó a la luz las luchas despiadadas, las intrigas y turbios enredos de facciones y dignatarios en el seno de la curia de Roma enemistados por razón del poder. Nadie puede negar que Benedicto XVI trató de responder a estos descomunales desafíos con valentía y decisión, aunque sin éxito. En todos sus intentos fracasó, porque la cultura y la inteligencia no son suficientes para orientarse en el dédalo de la política terrenal, y enfrentar el maquiavelismo de los intereses creados y los poderes fácticos en el seno de la Iglesia, otra de las enseñanzas que han sacado a la luz esos ocho años de pontificado de Benedicto XVI, al que, con justicia, L’Osservatore Romano describió como “un pastor rodeado por lobos”.
Los esfuerzos por poner fin a las acusaciones de blanqueo de capitales y otros delitos del  banco del Vaticano tampoco han tenido éxito

Pero hay que reconocer que gracias a él por fin recibió un castigo oficial en el seno de la Iglesia el reverendo Marcial Maciel Degollado, el mejicano de prontuario satánico, y fue declarada en reorganización la congregación fundada por él, la Legión de Cristo, que hasta entonces había merecido apoyos vergonzosos en la más alta jerarquía vaticana. Benedicto XVI fue el primer Papa en pedir perdón por los abusos sexuales en colegios y seminarios católicos, en reunirse con asociaciones de víctimas y en convocar la primera conferencia eclesiástica dedicada a recibir el testimonio de los propios vejados y de establecer normas y reglamentos que evitaran la repetición en el futuro de semejantes iniquidades. Pero también es cierto que nada de esto ha sido suficiente para borrar el desprestigio que ello ha traído a la institución, pues constantemente siguen apareciendo inquietantes señales de que, pese a aquellas directivas dadas por él, en muchas partes todavía los esfuerzos de las autoridades de la Iglesia se orientan más a proteger o disimular las fechorías de pedofilia que se cometen que a denunciarlas y castigarlas.
Tampoco parecen haber tenido mucho éxito los esfuerzos de Benedicto XVI por poner fin a las acusaciones de blanqueo de capitales y tráficos delictuosos del banco del Vaticano. La expulsión del presidente de la institución, Ettore Gotti Tedeschi, cercano al Opus Dei y protegido del cardenal Tarcisio Bertone, por “irregularidades de su gestión”, promovida por el Papa, así como su reemplazo por el barón Ernst von Freyberg, ocurren demasiado tarde para atajar los procesos judiciales y las investigaciones policiales en marcha relacionadas, al parecer, con operaciones mercantiles ilícitas y tráficos que ascenderían a astronómicas cantidades de dinero, asunto que sólo puede seguir erosionando la imagen pública de la Iglesia y confirmando que en su seno lo terrenal prevalece a veces sobre lo espiritual y en el sentido más innoble de la palabra.
Joseph Ratzinger había pertenecido al sector más bien progresista de la Iglesia durante el Concilio Vaticano II, en el que fue asesor del cardenal Frings y donde defendió la necesidad de un “debate abierto” sobre todos los temas, pero luego se fue alineando cada vez más con el ala conservadora, y como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (la antigua Inquisición) fue un adversario resuelto de la Teología de la Liberación y de toda forma de concesión en temas como la ordenación de mujeres, el aborto, el matrimonio homosexual e, incluso, el uso de preservativos que, en algún momento de su pasado, había llegado a considerar admisible.
Sus ideas, alienadas con el ala más conservadora, hacían de él un anacronismo dentro del anacronismo en que se ha convertido la Iglesia

Esto, desde luego, hacía de él un anacronismo dentro del anacronismo en que se ha ido convirtiendo la Iglesia. Pero sus razones no eran tontas ni superficiales y quienes las rechazamos, tenemos que tratar de entenderlas por extemporáneas que nos parezcan. Estaba convencido que si la Iglesia católica comenzaba abriéndose a las reformas de la modernidad su desintegración sería irreversible y, en vez de abrazar su época, entraría en un proceso de anarquía y dislocación internas capaz de transformarla en un archipiélago de sectas enfrentadas unas con otras, algo semejante a esas iglesias evangélicas, algunas circenses, con las que el catolicismo compite cada vez más –y no con mucho éxito— en los sectores más deprimidos y marginales del Tercer Mundo. La única forma de impedir, a su juicio, que el riquísimo patrimonio intelectual, teológico y artístico fecundado por el cristianismo se desbaratara en un aquelarre revisionista y una feria de disputas ideológicas, era preservando el denominador común de la tradición y del dogma, aun si ello significaba que la familia católica se fuera reduciendo y marginando cada vez más en un mundo devastado por el materialismo, la codicia y el relativismo moral.
Juzgar hasta qué punto Benedicto XVI fue acertado o no en este tema es algo que, claro está, corresponde sólo a los católicos. Pero los no creyentes haríamos mal en festejar como una victoria del progreso y la libertad el fracaso de Joseph Ratzinger en el trono de San Pedro. Él no sólo representaba la tradición conservadora de la Iglesia, sino, también, su mejor herencia: la de la alta y revolucionaria cultura clásica y renacentista que, no lo olvidemos, la Iglesia preservó y difundió a través de sus conventos, bibliotecas y seminarios, aquella cultura que impregnó al mundo entero con ideas, formas y costumbres que acabaron con la esclavitud y, tomando distancia con Roma, hicieron posibles las nociones de igualdad, solidaridad, derechos humanos, libertad, democracia, e impulsaron decisivamente el desarrollo del pensamiento, del arte, de las letras, y contribuyeron a acabar con la barbarie e impulsar la civilización.
La decadencia y mediocrización intelectual de la Iglesia que ha puesto en evidencia la soledad de Benedicto XVI y la sensación de impotencia que parece haberlo rodeado en estos últimos años es sin duda factor primordial de su renuncia, y un inquietante atisbo de lo reñida que está nuestra época con todo lo que representa vida espiritual, preocupación por los valores éticos y vocación por la cultura y las ideas.
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© Mario Vargas Llosa, 2013

martes, 5 de marzo de 2013

CASMA SE PREPARA PARA SU SEMANA TURÍSTICA


SEMANA TURÍSTICA DE CASMA
Del 16 al 24 de Marzo 2013

INVITACIÓN


Ronmel Meza Cerna, Alcalde de la Provincia de Casma

autoridades y pueblo en general a las diversas actividades sociales, culturales, deportivas, que ha programado la "Comisión de la Semana Turística de Casma" que se llevará a cabo en nuestra provincia del 16 al 24 de Marzo.
Estoy seguro que la hospitalidad del pueblo casmeño se pondrá de manifiesto una vez más.
A disfrutar entonces de las playas con ese sol maravilloso que tenemos ya sea en Tortugas, La Gramita, o en Campanario; a visitar nuestra riqueza Patrimonial, vistando: Chankillo, Sechìn entre otros centros arqueológicos que tenemos.

Ronmel Meza Cerna
Alcalde



Chankillo, es el observatorio solar màs antiguo del continente americano.

Tortugas es el primer balneario de la Región Ancash, conocida como la "Perla del Pacifico"

Sechin Bajo es la ciudadela mas antigua del Continente americano con mas de 5,500 años de antigüedad.

Manchan es una duna impresionante que vigila la ciudad.

La Gramita es una caleta de pescadores con una hermosa playa que la podemos disfrutar.