jueves, 5 de febrero de 2015

48 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE VIOLETA PARRA...



Aniversario de su muerte

Hoy se cumple un año más de la muerte de Violeta Parra, la artista más compleja e inigualable creadora que ha parido esta tierra extraña llamada Chile. 

Jimena Colombo

 

Hace 48 años, el 5 de febrero de 1967, Violeta Parra al compás de su carácter y las incomodidades que tuvo con la vida se suicidó en la carpa que tenía instalada en La Reina.

Cuando recuerdo qué me enseñó el colegio de ella, me da pena. Porque más allá de las clases de música donde a uno le presentaban canciones como “Casamiento de Negros” o “Gracias a la vida”, no había nada más que ese esfuerzo pobre e insuficiente del maestro de música que trataba de hacer algo por presentarnos  la obra trascendente de la Viola. Le doy  la razón a quienes denuncian  que no se le ha otorgado el rol y peso histórico que se merece, pues creo que el estudio de su obra debería ser parte del programa educacional, sobretodo en un país que se jacta de “lo nuestro”, de los éxitos ajenos y se acuerda de los músicos, deportistas y de los grandes sólo cuando estos triunfan.
 
 
En su carpa de La Reina, 1965.

La Violeta que hizo pronunciar el nombre de nuestro país en el mundo entero, no necesariamente es la Violeta desesperada y dependiente de amores que sistemáticamente nos han pintado. Violeta del Carmen Parra Sandoval es la mujer más importante en el arte chileno y quien unió su arte avanzado a la política, se erigió desde entonces como un personaje fuera de serie, incomprendido y rabioso con una vida a que todas luces le quedó chica.

Documentos señalan que la cantautora y multi-artista oriunda de San Fabián de Alico, en la octava región, siempre prefirió la música antes del colegio. Debió sentirse ajena, incómoda y encerrada en esas aulas santiaguinas que la recibieron cuando llegó a la capital y se instaló en los barrios de Quinta Normal. Sus ojos de expresión triste, nostálgica y a la vez de incierta lucidez, su puño ágil que bordaba y desbordaba genialidad, captaron la realidad y pasajes del mundo como nadie más ha podido hacer. El desdén con que miraba la miseria y el coraje con que denunciaba las injusticias que hoy son acusaciones tan actuales como justas, son signos de gallardía impecable y lucidez que colindó en la locura.

 
Teatro Plaisance, Paris. 1963

Violeta Parra, inspirada en el campo y en la experiencia auténtica del folclore chileno, llevo el arte propio de esta angosta y pobre faja de tierra a un nivel insospechado y de otro orden que no se contaminó con su migración campo-ciudad sino todo lo contrario. Le subió el pelo al canto popular que entonces era matizado con otros acordes y compaces latinoamericanos y lo depuró hasta hacer de él, una canción única que golpeó más tarde a todo el mundo. Mientras, su arte colorido bordado en arpilleras inigualables las expuso como nadie más en ese tiempo, en el Louvre de París, en mitad del siglo XX la obra de una sudaca en tierras europeas. Violeta Parra es el folclore verdadero del pueblo chileno y no los huasos Quincheros ni las cuecas simplonas que se tocan la semana que conmemoran las hazañas de la burguesía que se replica década tras década en el poder.

El arte visionario de la Parra más importante de Chile debiera enseñarse en la escuela, para que aprendieramos de ella y su valor. Para que este pueblo dormido despertara con el grito armonioso de la madre popular, para que el ritmo hipnótico de su canciones nos empujara a luchar por Arauco en el sur, para que nadie más desnude y violente en la plaza pública a un ladrón que es víctima y victimario y que en el sistema se explican sus faltas. Para que la mirada de la Violeta nos sirviera de reflejo y el descontento lo convirtamos en tesón, en lucha y resistencia.

La Violeta Parra debió ser una mujer increíble, indescifrable y altanera. Una revolucionaria genial que en el arte volcó sus balas y sus amores. Violeta Parra debió dispararse hace 48 años porque la vida no le calzaba y en ese acto tan íntimo, sin embargo, dejó un legado solidario que comprende su música, sus arpilleras, sus pinturas, su discurso, sus maldiciones y canto de campo con porte de araucaria milenaria.

¿QUÉ HACER SÍ TIENES UN HIJO GAY?¡



¿Qué hacer si tienes un hijo gay, lesbiana o trans?



Por Vero Ferrari
Activista LGTBI



De pronto se entera que tiene un hijo o hija lesbiana, gay, transgénero, bisexual o intersexual, ¿qué debe hacer? ¿Cuál debe ser su primera reacción?

Lo primero que tiene que hacer es pensar que sigue siendo su hijo o hija, que nada ha cambiado en él o ella, que es la misma persona que vio nacer y crecer, a la que le cambió los pañales, a la que le dio de comer en la boca de pequeñx, a quien acompañó a su primer día de escuela, a la que usted ama y por la que daría su vida, y quien cree que usted es su héroe por sobre todas las cosas. Que ame a personas del mismo sexo no significa que de repente se haya vuelto un ser malvado, sin escrúpulos o un enfermo sexual, su hijo o hija siguen siendo los mismos, con las mismas inquietudes, los mismos sueños, los mismos talentos y las mismas ganas de ser feliz y progresar.


Ámelo. El mundo ya va a ser suficientemente hostil con él o ella para que usted también sea parte de esa hostilidad.


Infórmese.  Se han dicho tantas cosas falsas de las personas LGTBI que se necesita mucha educación y un fuerte cambio cultural para que los prejuicios, estereotipos y estigmas que han recaído sobre nosotros dejen de funcionar.

Converse  con él o con ella. Lo primero que tiene que saber es que nosotros, para no enfrentar discriminación y violencia, ocultamos lo que somos y solo nos liberamos cuando nos sentimos seguros. Vivir así toda la infancia, la adolescencia y la juventud no es bueno, nosotros queremos contarles sobre nuestro primer beso, nuestro primer amor, nuestro primer novix y la primera vez que nos rompieron el corazón. Y muchas de estas historias están vedadas y ustedes recién se enteran cuando ya es demasiado tarde, cuando tal vez ya no los necesitamos. No permita que sus hijos no lo necesiten en sus momentos de dolor y desconsuelo, sea un refugio, un sostén y un apoyo en cada momento de su vida, y en los momentos felices también esté presente para que guarde su sonrisa siempre en su mente. Acompáñelo en sus triunfos y también en sus derrotas.


No le prohíba estar con otras personas LGTBI.  Estas personas, para su hijx, serán tal vez el único consuelo que tenga frente a una sociedad y una familia que lxs rechaza. Las y los amigos se convierten en nuestra familia frente a la hostilidad que encontramos en casa, en la escuela y en las calles. Prohibirnos estar con personas como nosotrxs nos aísla y nos hace presa de la soledad y la depresión, nos quita referentes en los cuales mirarnos, y nos hace crecer llenos de desesperanza.


No le corte el cabello. Para muchas personas LGTBI, el cabello es parte de nuestra identidad, de lo que somos y de a dónde pertenecemos, si usted castiga a sus hijxs de esa forma, estará generando dolor y desarraigo hacia su identidad. No haga que nos avergoncemos de los que somos, pero sobre todo, no hagan que nos avergoncemos de ustedes.


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