martes, 21 de febrero de 2017

UN VIAJE A HUACHO. Autor: Augusto Llosa Giraldo



UN VIAJE A HUACHO...


Para mis amigos del Centro Poblado de Huacho
Para la I.E "Santiago Antunez de Mayolo"
Y para J.C.E




Una mañana fría de junio, un hombre bien presentado con maletín en mano, y bien abrigado  denotaba prisa en la plazuela 28 de julio de la ciudad de Chimbote. Hace parar a varios taxis solicitándole una carrera a Huacho, después de varios intentos, uno le acepta hacerle el servicio  pero a un precio considerable a lo que el viajero acepta y sube al vehículo de inmediato.


El vehículo comienza  a recorrer  la ruta con rumbo hacia el sur, dejando atrás el olor maloliente de la ciudad, el pasajero le pide al chofer que le ponga música suave para descansar, y le pide que cuando esté a punto de llegar a Haucho  le pase la voz.


Han trascurrido aproximadamente una hora de carretera asfaltada y el resto unas tres horas de viaje, en donde  la trocha carrozable de la vía se hace difícil e insoportable, cuando el viajero se despierta y se  sobresalta  de inmediato, al ver por la ventana que se encontraba en un lugar ajeno, distinto a donde él viajaba. De inmediato hace parar el vehículo y le recrimina  al chofer completamente amargo de que se había equivocado de ruta. A lo que el joven chofer le contesta muy serio y tranquilo: “estamos a punto de llegar a Huacho, señor, no se preocupe, conozco la ruta”… contrariado y ya calmado el viajero, agarrandose la cabeza respira hondo el oxígeno puro que hay en las alturas de la puna y señala: “volvamos a la costa me equivoque, asumo mi culpa por no haberte explicado bien la ruta,  este debe ser otro Huacho”…




Efectivamente el viajero no le habia explicado al chofer que viajaba a Huacho, provincia de Lima, y no a Huacho, Centro Poblado de Quillo, comprensión de la provincia de Yungay, cuya carretera de acceso es por la provincia de Casma.



viernes, 17 de febrero de 2017

MURIO EL AMAUTA ANCASHINO: FELIX ALVAREZ BRUN




Murió Félix Álvarez Brun, Amauta ancashino

La intelectualidad ancashina está de duelo. Ha fallecido Félix Álvarez Brun. Pallasquino de nacimiento, sanmarquino de formación, discípulo de Raúl Porras Barrenechea, diplomático, historiador, jurista y autor de una amplia bibliografía sobre nuestro país. Algunos de sus estudios merecen ser reeditados. (Ricardo Ayllon).

Félix Álvarez Brun fue un historiador, maestro y diplomático, nacido en el distrito de Pallasca (Ancash, Perú).

Estudios

Cursó sus estudios primarios en la Escuela Prevocacional 293 de su localidad natal; los secundarios, hasta el cuarto año, los siguió en el Colegio Nacional San Juan de Trujillo, culminándolos en el Colegio "Guadalupe" de Lima.
Ingresó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde siguió estudios en la Facultad de Letras, y fue uno de los más conspicuos discípulos del maestro Raúl Porras Barrenechea y de otros ilustres maestros e intelectuales.

Vida profesional

Se incorporó al Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú como Ayudante en la Dirección de Asuntos Culturales.

En 1948, ingresa al servicio diplomático y viaja a España como miembro de la Embajada del Perú ante dicho país. Durante su permanencia en España, codo a codo con el doctor Porras, participó en la investigación de la vida del Inca Garcilaso de la Vega en Montilla, ciudad que cobijó, anónimamente al autor de Los Comentarios Reales durante treinta años.

Después de su regreso al Perú se graduó en Historia y luego en Derecho. Ya era profesor en San Marcos.

En 1955 se hizo merecedor del Premio Nacional Inca Garcilaso de la Vega, por su trabajo referido a la biografía de José Eusebio de Llano Zapata y, posteriormente, por su obra titulada “La Ilustración, los Jesuitas y la Independencia Americana”, recibió el Premio Javier Prado.

Es miembro de número de la Academia Nacional de Historia y de la Sociedad Peruana de Historia, y se desempeña como Presidente del Instituto Raúl Porras Barrenechea, Centro de Altos Estudios e Investigaciones Peruanas de la Universidad de San Marcos.

Ha sido Delegado Alterno ante la UNESCO y Embajador ante Panamá y Bulgaria, y dirigido la Academia Diplomática del Perú.

Posee la Orden del Sol del Perú, Orden San Carlos de Colombia, Orden Vasco Núñez de Balboa de Panamá, Orden Caballero de Madara de Bulgaria y La Gran Cruz de Plata de Austria.

El Estado peruano lo condecoró con las Palmas Magisteriales, en el grado de Amauta.

Obra

Vida y Obra de José Eusebio de Llano Zapata, 1955.
La Ilustración, los Jesuitas y la Independencia Americana, 1957.
Ancash Histórico, 1958.
Bibliografía de Raúl Porras Barrenechea, 1961.
Apuntes sobre Carrió de la Vamndera, autor del Lazarillo de Ciegos Caminantes, Toulouse (Francia), 1965.
La UNESCO y la Alfabetización en el Mundo, 1965.
ANCASH, una historia regional peruana, 1970.
Misión García del Río y Paroissien, 1972.
Misión José Joaquín Olmedo y Gregorio Paredes, 1972.
José Faustino Sánchez Carrión, 1976.
El Sacrificio de Ancash por la Independencia del Perú y América, 1979.
Situación Política y Económica durante el Protectorado de San Martín, 1979.
Manuel Nicolás Corpancho: Diplomático, 1981
Luis Fernán Cisneros, periodista, poeta y diplomático, 1982.
Víctor Andrés Belaunde: diplomático e internacionalista, 1983.
Visión Integral del Perú: Raúl Porras en Costa Rica, 1986.
Homenaje a Raúl Porras Barrenechea, 1986.
El Autor de "El Lazarillo de Ciegos Caminantes" y su rivalidad con José Antonio de Pando, 1987.
Sierra de mi Perú, 1988.
Garcilaso Inca de la Vega, 1995.
Raúl Porras Barrenechea, diplomático e internacionalista, 1996.
El Legado Quechua, 2000.

Fallecio el 14 de febrero del 2017.

MAESTRO DESCANSE EN PAZ

martes, 14 de febrero de 2017

ARQUEOLOGIA: CONOZCA AL PERRO PASTOR PERUANO

 
ARQUEOLOGÍA: Conozca al perro pastor del Perú precolombino  

En la costa sur del país, una antropóloga y una documentalista hallaron los restos de lo que sería una raza de perro pastor de llamas que no solo fue parte importante de la estructura social de los antiguos peruanos, sino que recibió un trato especial después de su muerte.
Se trata del perro pastor peruano conocido por los arqueólogos como el "perro de Chiribaya", cultura que prosperó en la costa sur del Perú y que enterraba a sus mascotas con todos los honores de un fiel amigo y compañero de trabajo.


El perro pastor del Perú precolombino
 

El conocido perro peruano sin pelo en uno de los emblemas de nuestro país. No obstante, según el investigador Duccio Bonavia, en la época incaica los cronistas describieron hasta seis diferentes tipos de canes.
Uno de ellos es el pastor Chiribaya, un perro cuyos restos momificados fueron descubiertos por la doctora Sonia Guillén, en la zona de Ilo, Moquegua, a comienzos de los años 90.

Rompiendo todo esquema, estos animales fueron descubiertos en un cementerio para perros. No se conoce nada parecido en nuestro país, ni se tiene noticias sobre otros lugares del mundo donde existan sitios antiguos destinados exclusivamente para el entierro de los canes; aunque recientemente se han hallado en Pachacámac y en el Parque de las Leyendas antiguos entierros similares pero junto a humanos.
Las investigaciones arqueológicas realizadas en Ilo, por el Centro Mallqui, han puesto al descubierto que los antiguos Chiribaya que poblaron este estrecho valle hace mil años también se dedicaron a la ganadería de llamas y alpacas. Para esta productiva actividad económica contaban con la ayuda de perros pastores.
A su muerte, estos fieles compañeros recibían un trato especial para su viaje al otro mundo. Eran envueltos en telas y acompañados de comida a modo de ofrendas en sus tumbas. Esto refleja el aprecio que tenían.

Los animales encontrados son muy distintos del perro peruano sin pelo. Los pastores Chiribaya tienen abundante pelaje, orejas semi caídas, el hocico fuerte y cabeza similar al del pastor ovejero o alemán. Sus 'patas de liebre' y el hecho de ser más largos que altos le dan características de trotador. Los especialistas están convencidos que fue un perro de trabajo dedicado al pastoreo de llamas y otros camélidos, en el seno de la cultura Chiribaya.



Hoy, los estudios anatómicos y genéticos pérmiten afirmar que el perro pastor Chiribaya está aún entre nosotros esperando que su linaje sea recuperado y vuelva a ocupar el lugar que tuvo en la antigüedad.
Momias de los perros Chiribaya se pueden apreciar en el Museo Chiribaya en el distrito de El Algarrobal, en Ilo, el cual también ofrece una visión de la gente que se estableció en esta zona y llegó a desarrollar una importante cultura.



Vía PERÚ Milenario

 

jueves, 9 de febrero de 2017

UN FANATICO. Autor: Ricardo Palma




UN FANÁTICO




(Del Libro: "Tradiciones Peruanas" Capitulo XXVII - Ricardo Palma)








El Subprefecto de Casma don José Maria Terry paso a la autoridad superior, con fecha 18 de abril de 1848, un oficio, que impreso se encuentra en El Comercio de Lima, correspondiente al sabado 06 de mayo. Sobre tan irrecusable documento basamos este articulejo.


Era la cuaresma de 1848.


      En todos los pueblos del departamento de Huaraz los curas predicaron sobre el pecado y el infierno y sus horrores sermones tan estupendos, que a los indios sus feligreses se les ponían los pelos de punta. La raza indigena es de suyo propensa a creer en los suplicios materiales con que diz que son afligidos en otro mundo los que no anduvieron derechitos en este de lagrimas y sanguaraña. Ademas el indio es eminentemente fanático. En punto a religión tienen la fe del carbonero, y acoge como verdad evangélica a cuanta paparrucha sale de los labios, no siempre bien inspirados del taita cura.



Tal fue el efecto de las platicas en aquella cuaresma que apenas si se daban abasto los párrocos para confesar penitentes, y unir con el lazo del matrimonio a muchas medias naranjas que estaban en camino de pudrirse y servir de almuerzo al diablo. Con amén, amén, se gana el Edén.
 Ocurriole una tarde al cura de Yaután predicar sobre San Lorenzo y su martirio, e hízolo con tanta unción y elocuencia, que a uno de sus oyentes se le enclavó la convicción de que sólo muriendo como el santo de las parrillas, iría sin pasar por más trámites, aduanas ni antesalas, vía directa y como por ferrocarril a la gloria eterna.
Era el tal un mocetón de treinta años, que en los arrabales de Yaután habitaba una choza próxima a un bosquecillo. Oído el sermón, fuese paso a paso a su albergue, sacó una cruz de madera que allí tenía, y con ella a cuestas dirigiose al bosque.

Algunos de sus vecinos que lo tenían en concepto de maniático, lo siguieron por curiosidad, y ocultos entro las ramas del bosque pusiéronse a espiarlo. Después de clavar la cruz en el suelo, empezó el mocetón a hacinar leña, prendiola fuego, dobló rodillas y estuvo gran rato en oración De repente, y cuando la llamarada era más activa, se puso do pie y se precipitó en la hoguera, exclamando: «¡San Lorenzo me valga!»

Los curiosos vecinos corrieron a libertarlo. Llegaron tarde. El pobre fanático había conseguido morir achicharrado como San Lorenzo.