LA
NOCHE Y LA OSADIA SON FRIAS
A los hombres mujeres que entregaron su vida en busca de
mejores condiciones de vida y que cayeron en su intento,
les dedico este pequeño esfuerzo literario ...
El frio
era aterrador, serían más de la media noche, las calles estaban desiertas cuando
tres personas merodeaban una céntrica calle de la ciudad. Caminaban en aparente sospecha y
sigilosamente. Eran miembros de una organización política denominada “subversiva”
que trataban de realizar pintas de su organización y pegado de afiches. La
osadía no tiene límites para éstos jóvenes que pretenden tomar la propia plaza
de armas y pintarla a su libre albedrio,
avanzan lentamente con paso firme para dejar su marca indeleble que llame la
atención a los vecinos de la ciudad. Uno de ellos que hace el papel de
“campana” que camina en paralelo a ellos, les pasa la voz con ademanes que solo
ellos saben descifrar para realizar el trabajo que rápidamente se ejecuta en
una de las calles laterales que da a la propia plaza muy cerca del local de la
policía.
En
cuestión de segundos lo han logrado y avanzan a realizar otra pinta esta vez a
un costado de la Iglesia Matriz, y
cuando ya lo van a lograr, ocurre lo inevitable. Son descubiertos por dos policías
que comienzan a corretearlos con pito en mano ocasionando todo un alboroto por
las calles adyacentes que solo algunas personas pueden observar a esas horas de la noche. Son capturados, enmarrocados y
llevados caminando al local policial en
donde les toman sus manifestaciones de ley y recluidos de inmediato en un
calabozo en donde solo había las cuatro paredes y el piso frio que los acoge
esa noche.
El
tercer participante que hacía de “campana” y no fue cogido por la policía de
inmediato se encamino a la casa donde operaba la célula del partido, ingresa
preocupado al edificio en donde alquilaban una habitación y lo primero que
tiene que hacer es destruir documentos importantes de la organización y
coge materiales de guerra como son
revólveres, capuchas, el “burrito” casero de impresión que los coloca en
maletines y morrales que tienen que
desaparecer de inmediato. Luego de quemar documentos y arrojarlos por el sanitario
del baño, sale llevando los implementos, y unos metros más allá de la
habitación toca una puerta que inmediatamente le abren dos hermosas chicas que
al verlo un poco asustado y a esas horas de la noche lo dejan entrar y cierran la puerta.
La preocupación
de los compañeros del comité político paso luego de varios días de tensión porque
no sucedió nada fuera de lo normal en la detención policial de los dos jóvenes
que fueron apresados esa noche víspera de la fiesta de San Juan, solo un
detalle paso que al ser atrapados esa
noche les incautaron dos baldes de pintura y unos afiches pertenecientes al
grupo “alzado en armas” que por esos años todavía no era notoria su actividad política
llamada “subversiva”. Llevados a juicio los jueces no pudieron condenarlos
porque las pruebas que señalaban habían desaparecido como por arte de magia.
Que había ocurrido si las pruebas incriminatorias se encontraban junto con el
atestado policial, lo que sucedió a la postre y que la policía y menos los
jueces jamás se enteraron es que una de las chicas del edificio en donde se escondió
el susodicho pertenecía a la organización
política de los propios encausados que se libraron así de la prisión por el delito de
“apología" ...
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