RECUERDOS
DEL AYER
Autora: Fiorella Mora Moscol
Aun
trato de olvidar aquellas palabras que me hicieron cambiar, desgarraron mi alma
y abrieron una herida en el corazón, aquellas palabras que me cambiaron,
aquellas que aún me atormentan y hacen que cada noche me desvele al borde del
llanto, me hacen pensar en matarme y aunque fuera lento y tortuoso aquel dolor
sería menor al que yo siento, aquellos recuerdos dolorosos de mi infancia los
cuales siguen calando en mi cabeza y corazón. “Estúpido” me decían, “idiota” me
gritaban. “Imbécil, niño estúpido, ingenuo no sabes nada, tonto, solo eres un
bebe llorón que sire para nuestra diversión, niño tonto llora porque jamás
serás lo suficientemente fuerte como para poder defenderte, eres patético llora
ya que a nadie le importas”. Se reían mientras me golpeaban hasta hartarse o
escuchar pasos salían corriendo y yo me escondía, escondía mi dolor, mi
sufrimiento, mi desgracia; al llegar a casa era el mismo infierno o hasta peor,
gritos, peleas y discusiones. Un bebe llorando, objetos chocando contra otros.
Ya no me importaba; me encerraba en mi habitación con mi hermanita, la calmaba,
le daba su comida, la dormía, salía no sin antes dejar mi cuarto con llave; al
salir los gritos de mi padre explotaban en mí, me golpeaba hasta dejarme
sangrando y casi muerto en el suelo y se iba para regresar a la mañana siguiente
a dormir así todo comenzaba desde el principio. No me importaba, me daba igual,
ya no lo sentía; lo único que me mantenía en este mundo era mi pequeño ángel,
mi hermana, quería que ella viviera sin las preocupaciones que yo tuve, que viviera
libre de dolor y sufrimientos, que sea feliz pues su sonrisa era mí luz mi fuerza, era mi vida, por ella vivía y
si tenía que sufrir lo haría por su felicidad.
Poco
a poco con el pasar del tiempo, me volví
frio, hosco, serio, antisocial, pues ellos me volvieron así; con la única persona
con la que sonreía era con mi ángel pues era el pedazo perdido de mi alma, pero fue aquel
trato lo que me llevo por aquel camino, el camino de la matanza, el rencor y la
desolación, eso fue lo que convirtió la vida, una vida de desprecio, martirio y
desdicha; esa vida que se llevó todo lo que tenía, mi vida , la inocencia de mi
ángel, el desprecio y repudio de la gente, eso fue lo que recibí por proteger a
mi familia o lo que quedaba de ella, ahora que estoy aquí puedo ver que no soy
diferente de aquellos que me volvieron así, de aquellos que me convirtieron en
ese monstruo, que soy tan despreciable como esos que volvieron mi vida un
infierno, que mi vida se volvió tan despreciable y rastrera como la de ellos,
pero yo tengo un perdón, pues puedo decir que todo lo hice por amor, por un
amor que aunque sé que nunca tendré, también sé que siempre lo pude proteger y
con eso puedo morir en Paz; adiós mi ángel, adiós mi amor, nos veremos en la
siguiente vida, sigue tu vida, sonríe, no llores, siempre te querré y seguiré
contigo protegiéndote en la otra vida, espero me perdones por dejarte en estos
momentos de dolor y recuerdes que aunque la vida te ponga obstáculos sigue de pie
y no te lamentes que no hay que llorar sobre la leche derramada, sino
limpiarla y seguir tu camino; te quiero
mi tesoro, se positiva y veras que la vida también lo será.
Estudiante de la I.E "Republica de Chile"
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