Perú. Una escuela de medicina preincaica
En Casma, hace unos
2000 años el cuerpo humano no tenía secreto
SECHIN,
Perú (El Comercio, de Lima. Grupo de Diarios América).- Buena parte de los
casmeños aún no se da cuenta de la importancia de la única Escuela de Medicina
Preínca que se encuentra en su provincia. A lo mejor, hasta se les puede llevar
al sitio, a siete kilómetros de distancia, para que puedan sentir la admiración
que provoca el fabuloso anfiteatro. Desconocen que una buena promoción podría
convertir a su pueblo en un polo de turismo, llevar movimiento, progreso y
dejarles un cerro con nuevos soles y dólares.
El
anfiteatro es un monumento arqueológico puesto en valor por el arqueólogo Lorenzo
Samaniego y está listo para recibir a entusiastas viajeros. Su ubicación es
excelente, a sólo 370 kilómetros de Lima, a 55 de Chimbote y a 186 de Trujillo,
con una pista asfaltada por donde viajar es un placer.
Hace
unos veinte años, el médico Víctor Paredes Ruiz señaló a Sechín como el primer
centro de conocimientos anatómicos y disección del antiguo Perú. Mientras que
en 1553 Miguel Servet fue quemado vivo en Ginebra por haber descubierto la
circulación menor pulmonar, en 1556 Vesalio fue expulsado de España por haber
practicado algo prohibido: una autopsia.
En
Casma, en cambio, hace unos 2000 años médicos sechines penetraron en ese arcano
que es el cuerpo humano. No se sabe qué hubiera pasado de no llegar los
españoles y de haber podido seguir con sus investigaciones.
Sala milenaria
Sólo
se puede afirmar que en Sechín, en el valle Casma, se inició un trabajo de
investigación que quedó tallado en la piedra.
Así
lo dice Paredes Ruiz, que desde el Cuzco, donde ancló su caminar varias décadas
atrás, se dedicó a identificar e interpretar cada glifo para publicar un libro,
que es un homenaje a aquellos científicos en semilla que abrieron el cuerpo
humano para escrutarlo, dejando de lado su espíritu guerrero.
Sechín
no sería un templo ni el monumento conmemorativo a una acción trágica -una
batalla, por ejemplo-, sino un testimonio de la ciencia y del arte a que
llegaron los grupos humanos de la zona en conocimientos anatómico y de
disección. En los monolitos aparecen los guerreros triunfantes, orgullosos y marciales.
Pero también êos vencidos, que murieron en el campo o fueron sacrificados para
investigar el interior de sus cuerpos.
El
investigador supone que actuaron tres grupos de sacerdotes médicos. Una especie
de nakiq o degollador; de chaskiq ,
encargado de entregar el cuerpo o los órganos de las víctimas, y de rakiq o
sea el cirujano que se ocupaba de abrirlo y dividirlo para analizar sus
diferentes partes.
Gliferos especialistas
Los
gliferos o talladores que se encargaron de trasladar a la piedra sus observaciones
debieron ser también aficionados a la anatomía. Paredes Ruiz afirma que hay más
de 90 grabados de cabezas decapitadas con los ojos cerrados y un monolito
espectacular donde aparecen los ojos enucleados y aun con vestigios de
lágrimas. En otras piedras está representada la columna vertebral separada,
además de otras con las modificaciones que sufre el tallo óseo con la edad. La
pelvis y el sacro también están grabados con una perfección asombrosa.
Eso
no es todo. Al lado de piernas y brazos seccionados aparecen órganos blandos,
como los riñones, el estómago, el esófago y el intestino delgado -copiando
exactamente sus curvaturas-, el intestino grueso, y también un personaje que
muestra el vientre abierto en vivo, sujetándose vísceras con desesperación.
Los
milenarios cirujanos de Sechín supieron hacer con maestría su trabajo e incluso
se pueden observar los instrumentos que usaron. Los lleva en una mano el
personaje, tal vez el anatomista, que aparece en actitud de dirigirse hacia el
edificio central, mientras al otro lado espera atado con una soga, listo
para la mesa de operaciones el pobre prisionero.
Casma
se merece, pues, una visita para mostrar la que sería la primera Facultad de
Medicina del Perú, además de poder gozar del paisaje, las dunas, las playas y
el mar, y observar a un grupo arqueológico realmente fuera de serie.
Con
un día habrá tiempo de verlo todo. Con dos, tendrá la oportunidad de gozar la
hospitalidad de los casmeños y saborear sabrosos menús con los frutos del
océano. Si son tres, podrá disfrutar de playas paradisíacas con arenas blancas
y suaves.
Por: Alfonsina Barrionuevo
(Tomado de Ulises Osorio )
(Tomado de Ulises Osorio )
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