HORCAJO
O
LOS
CAMINOS
DE
ENREDO
Autor: Augusto Llosa Giraldo
“He sido feliz en mis llantos
y lanzazos, porque fueron
por el PERÚ...”
José María Arguedas
Dedicatoria
______________________
Al Internacional P.E.N - Club de Londres;
A sus directivos y miembros de todo
el
Mundo que me
entregaron su amistad y
Solidaridad fraterna,
mientras cumplía
Prisión en Yanamayo
– Puno.
Y,
a Carlos
Leonel por su apoyo e inspiración
Permanente.
HORCAJO
O
LOS CAMINOS DE ENREDO
Introducción
Los caminos enrevesados de Dios a
veces nos conduce por senderos tan disimiles y oprobiosos que nos pone a prueba
para constatar si somos capaces de sobreponernos en medio de esa lucha
constante que es el vivir el presente,
teniendo al pasado como testigo, y al
futuro como posibilidad no confirmada.
Sólo
la fuerza de nuestro espíritu, guiado por una fe y un ideal justo, nos puede
llevar a buen recaudo, superar los obstáculos que se presentan y nuestras
limitaciones muy humanas que vamos descubriendo en cada uno de nosotros
conforme se presentan los problemas cotidianos, y otros de mayor envergadura.
La
prisión es uno de esos lugares en donde
se puede constatar a plenitud la soledad, el abandono, y conocer explícitamente
la naturaleza real del ser humano en toda su dimensión. Por lo tanto es un
lugar propicio para que nuestros sentimientos y cualidades afloren y se pongan
de manifiesto a cada instante. Uno de ellos es la pasión por el arte, y en
particular de la literatura.
En
este contexto: “ HORCAJO ....” es una
muestra de esa experiencia que me toco
vivir ¡ A Dios gracias ¡ y en el cual me
ha permitido volcar todos mis recuerdos, anécdotas, y ficciones que siempre me
han rondado la cabeza; teniendo como motivación e inspiración al desamor, la
soledad, la lejanía de la familia y los
amigos más preciados que uno recuerda a
cada instante y duele tener que aceptar
esta realidad palpable, como
sucedió en mi caso.
Como
tal, esta es una recopilación de relatos que fueron escritos durante mi prisión
en Yanamayo – Puno, entre los años que duró mi estancia ( 1995 – 2000), algunos
de los cuales fueron publicados en la Revista Literaria “AZUL” que fundé y
dirigí por esos años, junto a un grupo humano inolvidable, con quienes compartí
esta inolvidable experiencia. Como olvidar a: Eleuterio Ramos Vilca; Freddy
Luque Chuquija; Ricardo Condori Álvarez;
Bernardo Morales Bustios; César Ávila Casas; y Cristian Iñapi Ramírez; entre
otros que aún purgan condena, y cuyo delito fue, haber tenido la osadía de levantar
su voz, su protesta en contra de la injusticia, el hambre y la miseria que aún
subsiste en el país, y que los gobernantes de turno representan y defienden
como en la actualidad.
“HORCAJO...”
sintetiza esa confluencia, la conjunción de mundos diferentes que han
compartido conmigo esta vivencia, que juntó a hombres y mujeres de “Todas las sangres” como escribiera José María Arguedas; es decir
cada uno con una visión cognoscitiva diferente de la Costa, Sierra y Selva; con sus problemas,
inquietudes, capacidades y limitaciones que hoy los recuerdo y que jamás
olvidaré; con quienes no sólo compartí alegrías, tristezas, sino sobre todo;
sueños y esperanzas.
Por ello, espero que muchos de estos casos
puedan merecer la comprensión de la
ciudadanía, no solo nacional, sino internacional, por el abuso cometido durante la dictadura Fujimorista que
se ensaño con sus víctimas, para así poder reivindicar a muchos inocentes que aún
purgan condena injusta en las mazmorras oprobiosas de las cárceles del Perú.
Mi
eterno agradecimiento a los amigos integrantes del INTERNACIONAL PEN – de Londres por su Solidaridad y apoyo que recibí de una manera desinteresada, acción que fue vital para darme fuerzas y poder hacer
realidad este pequeño esfuerzo literario que por esas casualidades de la vida,
lo inicié un seis de Marzo sin saber que
era la fecha de muerte de Carlos Oquendo de Amat, el más grande poeta
puneño, muerto en Navacerrada – España, porque: “Mi palabra esta prisionera en
tu ternura”, Carlos, y en tu tierra que me acoge y la acepto con sus riesgos y
temores; y fue terminado un 15 Abril,
cuando : “Esta tarde llueve como nunca, y no tengo ganas de vivir corazón”, y
César Vallejo moría en esa fecha en París – Francia, lejos de todos, como yo de
ustedes.
Que
este pequeño aporte sirva para reflexionar, y saber qué aún en las peores condiciones el ser
humano es capaz de adaptarse y
soñar libremente, a sus anchas como
en este caso.
Casma, Febrero del
2013.
Augusto Llosa Giraldo
Autor
RELATOS
EL
ENCUENTRO
Entre el recodo abrupto del
camino a La Palma, se bifurcan dos sendas angostas, pedregosas; Una hacia la parte
baja del río y otra serpentina hacía lo alto de la montaña. Allí dos hombres se
entrecruzaron en medio de un amanecer sombrío; cúmulos de nubes
Algodonados,
semioscuros brillaban anunciando una lluvia tenaz, prolongada.
Ambos
llevaban prisa que no les dio tiempo para hacer un alto y saludarse; apenas si se miraron y con la vista uno de
ellos asintió un leve reconocimiento que muy pronto el fuerte chirriar de los
grillos hicieron olvidar.
El
primero de ellos era joven y bajaba trémulo a grandes pasos con la cara
desencajada por la angustia. Hacia semanas que por su trabajo en la mina no
sabia nada de su esposa que se encontraba en días de parto, era primeriza y
vivían lejos del poblado más cercano, y eso le preocupaba. En cambio el segundo
caminante, maduro era diferente; subía
con pasos calculados y en su mirada profunda dejaba entrever malicia que su
rostro cetrino no podía ocultar.
La
lluvia amenguó un poco su gravitante poder y el efecto deslumbrante de los
primeros rayos exacerbaron el ánimo ponderado de los hombres. En horas de la
tarde la calma retornó lo que permitió que la gente se hiciera nuevamente al
campo. En esta circunstancia los dos hombres volvieron a encontrarse entre el
lodazal intransitable de una peligrosa ladera que la casualidad los volvía a
juntar.
Eran
los mismos viajeros que horas antes se habían cruzado, pero esta vez, uno venía
borracho, encharcado de lodo con la mirada absorta, perdida; en cambio el mozo
tenía el caminar lento con los ojos llorosos y el espíritu abatido.
Ambos
se reconocieron e hicieron un alto forzoso
en medio de un roquedal que cómo
cornisa los protegía de la lluvia; hubo un primer silencio que el más viejo
balbuceante, rompió;
.-
¡Soy un desgraciado ... maté a mi mujer y a su amante, porque los
Encontré durmiendo juntos... ¡
Volvió
el silencio a cubrir
todo el contorno agreste que
los rodeaba; Entonces, botella en
mano el primero y casi cayéndose le ofreció un trago de licor al joven minero,
qué cómo un autómata recibió, y sin
mediar palabra alguna se lo llevó a la boca hasta secarle en medio de gruesas
lágrimas que cubrían sus grandes ojos negros, se recostó a una roca y levantando la mano con voz entrecortada,
dijo:
.-
¡Yo soy otro desgraciado, llegué a mi casa justo cuando estaban
Velando a mi pobre esposa... ¡
Está
confesión inusual tranquilizó un poco el ánimo ya que habían desfogado
inconscientemente su desgracia que los unía, identificándose ambos como unos
hombres marcados por la desdicha. Entablaron una breve conversación y comenzaron a caminar lentamente en una misma dirección; buscaban más alcohol. Muy cerca de allí se
detuvieron para comprar en un pequeño “tambo” el
Bálsamo
que calmara sus penas y sufrimiento.
Minutos
después, ambos apenas podían sostenerse abrazados,
caían y se levantaban hasta que
sorpresivamente apareció un tropel de caballos en veloz carrera por la parte
curva más estrecha del camino que no les dio tiempo para guarecerse y evitar el
peligro: ambos fueron pisados y
barridos, cayendo en el inevitable y profundo
cause del río que fue la tumba para los infortunados hombres que el
tiempo y el destino juntó para siempre.
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