PARA TI
RUFINA, MI MADRE
Qué, difícil se me hace escribir tu nombre, ¡MADRE¡
cuando te evoco esta mañana fría de Abril, cuando
te tengo distante, pero tan cerca – aquí en mi corazón-
que te siento palpitar tan amorosamente y caliente
que abrigas mi cuerpo, mi espíritu como ayer,
¡ PERDÓNAME, MAMÀ¡
Qué, tormento corroe mi mente al saber cuánto sufres
por mi, por este hijo que sólo te dado dolor y más dolor,
cuando todo era alegría y no supe comprender ni
escuchar tus sabios consejos.
¡ PERDÓNAME, MAMÀ ¡
Qué, mas decirte mamá, sino tengo palabras para
describir tu sufrimiento y angustia por mí,
pedirte perdón es muy poco para remediar
tu vigilia y constante preocupación;
No hay nada en este mundo que
pueda apacentar tu indoblegable
valor, por quien tú amas
y ese soy yo, mientras
este preso.
¡ PERDÓNAME, MAMÀ¡
Qué, Dios y la Santísima Virgen María se apiade de mí y a ti
madre querida te bendiga por siempre, y te conceda la
gracia divina de vivir por siempre En lo más profundo
de mi corazón, de este tu hijo ingrato que te ama y
no te olvida ¡Nunca¡
¡ PERDÓNAME. MAMÀ ¡
(Publicado
en la Revista AZUL Nº 05 – 97)
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