EL
SUICIDIO
(Este relato fue un hecho real que sucedió en el Puerto Casma)
Un pedazo de nuestra costa (La Gramita) que baña nuestra tierra. |
Era un verano muy caluroso y
como tal las playas estaban atestadas de gente que colmaban las playas. Las
vacaciones habían llegado y lo único nuevo de ese año fue que los carnavales se
iban a celebrar como nunca en el puerto, así lo había anunciado el alcalde, un
oscuro personaje que para ganarse a los electores había contratado una banda de
músicos y a una reconocida orquesta musical del norte. “seguro que quiere
reelegirse en el cargo...” eran los comentarios generalizados de la población ante la proximidad de las
Elecciones Municipales.
En la casa de los Melchor López
siempre había alegría y comunión entre la familia, hasta que un día menos pensado,
Mabel la segunda hija de este matrimonio desapareció desde muy temprano, había salido
a comprar pan a la tienda de la esquina como era costumbre, pero llegada la
tarde nadie daba cuenta de su paradero.
Dada las circunstancias toda
la familia comenzó a movilizarse, indagando, preguntando a los vecinos, a ellos
se sumaron los amigos y demás parientes de Mabel. Comenzó una tenaz búsqueda
por las calles, plazas, playas hasta que un conocido comentó que unos vecinos la habían visto
caminando presurosa rumbo a una playa lejana desde muy temprano. Esta información
de inmediato fue corroborada por los demás vecinos, quienes les dieron detalles
de su presencia. No había duda que era la misma Mabel que había tomado esa ruta
rumbo a una playa lejana y peligrosa. Entonces todos los esfuerzos se
centraron en esa senda sinuosa ya que había
que subir por una ladera agotadora para llegar a lo alto del cerro y de allí
alcanzar un inmenso farallón que mira al mar, y que es brutalmente golpeado por
inmensas olas que se agolpan una a una en forma desesperada para estrellarse y
morir a cada instante.
Uno de los hermanos mayores
de Mabel que encabezaba la búsqueda, comenzó
a rastrear las huellas que aparecían en el camino, y pudo observar que había una
que aparentemente era de mujer y que directamente se dirigía hacia la orilla del abismo que conformaba el farallón. Grande
fue su sorpresa al encontrar en este lugar parte de la vestimenta y demás pertenencias
de Mabel que se encontraban tiradas al borde del precipicio. A una sola voz
todos los familiares corrieron y se congregaron, entonces los presentes se
miraron las caras entre sorprendidos y con evidente temor, comenzaron a
lamentar lo que parecía evidente, que se había consumado un acto de auto eliminación de esta joven de tan diecisiete años de edad. ¡Se ha suicidado…¡ ¡ tan joven…¡decían
los amigos que aún no salían de su asombro.
El padre conmovido comenzó a
rebuscar entre sus pertenencias para confirmar que las pertenecías eran de su
hija más querida, y halló una hoja de papel que era una pequeña carta que a la
letra decía: “Perdóname papá, mamá pero
he tomado esta decisión porque ustedes no me dejarían consumar este amor…” al
terminar de leer las lágrimas se le cayeron y lloró en completo silencio. Toda
la comitiva se conmociono, nadie hablaba, el silencio se hizo presente una
eternidad. Pero en medio de esta confusión, de dolor, uno de los hermanos menores de Mabel continuó
hurgando el escenario y encontró que una nueva huella aparecía metros abajo, y
esta era de varón que entre la arena y los riscos se podía observar, y en la medida que avanzaba se dejaba notar
con toda claridad. Continúo avanzando y la huella continuaba en dirección sur por el camino habitual que
siguen los pescadores.
Recorrió cerca de un kilómetro,
solo, hasta que por entre las rocas pudo
notar a media distancia que había un montón de ropa de colores y otras pertenencias que llamaban la atención, junto a
una playa de arena fina, cuando ya el
sol se acercaba al horizonte. Se acercó con sumo cuidado, tratando de no hacer
ruido y oh¡ sorpresa, era una pareja de jóvenes que hacían el amor
completamente desnudos, abstraídos completamente del mundo exterior que le
rodeaba. Ella jadeaba de placer y se retorcía, mientras que el joven que la poseía
se agitaba entre gritos que se dejaba escuchar a lo lejos. El pasivo observador
ocasional no pudo permanecer más tiempo de lo necesario, tuvo coraje, rabia, se
tragó su saliva porque reconoció que era su hermana pero no atino a hacer nada,
se dio media vuelta e inicio el regreso a casa…
Esta historia a pesar de los
años aún se mantiene en secreto. Los familiares y amigos de Mabel cada año que recuerdan su cumpleaños, visitan el lugar para
llevarle flores y rezar ante una cruz de cemento que le han construido en su
honor y lleva su nombre.
(Casma,
13 de marzo del 2013)
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