LAS
FRUTAS GOLOSAS
(Cuento)
En una fiesta sabrosa, las
frutas se deleitaban con el repasar de una música movida, con el sabor astringente
de las pulpas aromáticas y sabrosas, cual jugosos jugos chorreaban ardientes en
las beldades bocas golosas de la humildad, la chusma y los exigentes
encopetados. Renunciando a su virginidad y tapujos puritanos, putichinas ellas
se levantaron en discursos deleitantes:
Una uva chiquita pero bien
picosa se movía al ritmo de un merengue, su sabor agridulce hacía presagiar una
cálida sensación de dobles en las encías; un rechinar de dientes la envolvió en
un aliento de vida; una que otra tonada. Una ciruela le salió al encuentro,
malicioso se cruzó en un líquido champagñesco que los dientes afloraron un
dolor amoroso y penetrante a su manjar, mientras una palta rolliza se
contorneaba con un ritmo reggaeton esperando ser devorada en una suculenta y
sensual ensalada.
Al otro lado, dos plátanos
dobleteaban sus curvaturas en sensación de noviazgo, observaban las horas de
ser cogidas por las plásticas manos y las bocas agradables de las desenfrenadas
damiselas que en el comensal se movían. Una guanabana no muy coqueta se puso muy
triste en el éxtasis de su jugosa entraña, blanquecina y tersa. Era ella el
postre final seguramente y así sentir el clímax del placer en tan candorosa
boca.
Sin presagiar destino,
apareció una sandía bien rolliza, colgaba su carnosa figura, mientras su velo y
verde faldón floresta se levantaba para coquetear y mostrar su picaresca pulpa,
entraba y entraba en apasionado deseo. Un mango que se comportaba todo galán de
pacotilla entre los palomillas de las frutas jugaba muy ardiente con las vellosidades
de su grandiosa carnosidad frutal, bien redonda y ovalada.
En el transcurrir de un
pisco adoquinado y bien helado que pasaba por la gargantilla de un guapetón, el
limoncito diminuto no se hizo esperar, tomó a la gordilla granadilla sus pepas
y se dejó arrojar. Diluido quedó y sintió el placer más profundo que
un villano no tendría. Era la noche inesperada de un trágico trago, golpiza de
bravucón.
En la cocina de la burda
hada, los tomates se divertían por darse un baño en fragancia aceitosa,
sintiéndose apetitosa como el aroma del fresco viento. Al verse atrapada, una
lisonja cebolla lloraba su desgracia por haber sido picada por un filudo
aguijón de un modesto bufón que no paraba de lastimar.
Y así, siguió la fiesta,
todas ellas muy alegres se contorneaban y se bañaban en redondas jaranas de las
bocas golosas que se movían al compás de una hermosa melodía y entre los
dientes que las acariciaban; más de una terminó
extasiada...
Autor: Luis Huerta Lomotte.
"Mis nombres y apellidos completos son
Luis Alfredo Huerta Lomotte, nací en la ciudad de Casma, calurosa tierra
denominada "Tierra del Eterno Sol", el 08 de Abril de 1964, segundo
hijo de don Zacarías Alfredo Huerta Sánchez y doña María Mercedes Lomotte Lindo".
Ha
publicado diversos trabajos literarios y ha sido Presidente de la
ASEPCA de Casma , y de la AEPA a nivel regional. Ejerce la docencia
magisterial.
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