lunes, 28 de enero de 2013

LA POLÍTICA COMO PENSAMIENTO Y ACCIÓN. Autor.- Augusto Llosa Giraldo.


En la foto estoy junto a mis hermanas; Jaine María, y Janet, mis sobrino: Christian y Airton, junto a mi Tía Andrea
que me fueron a recibir al Aeropuerto Internacional "Jorge Chávez" de Lima


LA POLÍTICA COMO PENSAMIENTO

 Y ACCIÓN


Uno las facetas poco conocidas de mi persona es mi pasión por la política, que desde muy joven cultivé luego de leer a varios libros de los maestros clásicos del pensamiento socialista: entre ellos: Vladimir Illich “Lenín”, al Ché Guevara, a Mao Tse Tung, José Carlos Mariátegui, Roberto Santucho, Miguel Enriquez, entre otros que me sensibilizaron el corazón y me hicieron un militante activo de las filas de la izquierda peruana.
A los 17 años me incorporé al MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) “Voz Rebelde” en donde milité hasta su posterior fusión en la UDP (Unidad Democrática Popular)   en donde fui nombrado dirigente primero provincial y luego nacional.

Posteriormente en Lima, fui nombrado  responsable del Local Central de la UDP en donde desarrollé activa vida política, pero siempre ligado a las actividades culturales de la gran capital. Conocí a escritores, poetas, políticos;  asistía a cuánta presentación de libros, revistas, debates políticos, seminarios, había en la capital, eran años turbulentos de fuerte agitación política con "·Estado de Emergencia", "Toque de queda" entre otras  medidas coercitivas que emplea el gobierno aprista para contener la avalancha de exigencias de los sectores populares y sociales y del país.

Fueron más de 20 años de intensa actividad política que desarrollé que al final me llevó a  prisión, cuando de pronto me vi ligado al MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru)  en el año 1986, durante el primer gobierno de Alan García, en la ciudad imperial del Cusco, en donde viví cerca a un año en el barrio de Tioc distrito de Huanchac. Al verme  involucrado en actividades consideradas “subversivas” acusado de realizar “apología” de “terrorismo”, fui  sentenciado a seis años de prisión, que luego lo  rebajarían  a cinco años de prisión.

Tuvieron que pasar nueve años (1994) para que me capturaran en  mi tierra natal, un 14 de febrero (Día de San Valentín), de allí me llevaron a Chimbote, al día siguiente a Lima, en donde permanecí más de tres mes recluido en los sótanos del Palacio de justicia, para luego ser  trasladado a la ciudad del Cusco (en avión), en donde se desarrollaba el proceso penal,  en donde estuvimos involucrados once personas en total. Era el mes de junio, una noche en forma sorpresiva  fui  llevado a juicio en donde un  “Tribunal sin rostro” me sentenció a seis años de prisión privativa de mi libertad, condena que debía cumplir en el Penal de Qenccoro – Cusco, pero sorpresivamente sin mayor explicación de mis captores, una fría mañana del mes de agosto, me llevaron a la fuerza al Aeropuerto del Cusco, en donde me esperaba un avión comercial que me trasladó a la ciudad de Juliaca - Puno, para luego ser llevado al Penal de Máxima Seguridad como es:  Yanamayo en Alto Puno, ubicado a más 3,100 metros sobre el nivel del mar, en donde finalmente cumplí esta  ominosa condena de cinco años de prisión, alejado completamente de mis familiares y amigos más entrañables. Gobernaba el país en ese entonces la Dictadura de Alberto Fujimori.

Fueron años de encierro en los peores momentos de la dictadura fujimorista, en donde los primeros meses solo “gozábamos” de media hora diaria de patio al día, posteriormente se fue ampliando el horario hasta disfrutar  todo el día libre los presos que estábamos considerados de “Mínima Seguridad” en Yanamayo.

Finalmente no me arrepiento de a ver vivido esta aleccionadora experiencia que sin lugar a dudas ha marcado mi espiritu  y  servido de mucho,  por ejemplo aquilatar mi temperamento, ordenar mis ideas y reafirmar mi compromiso por la literatura y la opción por los más pobres, los desposeídos que son los más en este país de “Todas las sangres” como diría el maestro José María Arguedas.



En la foto, estoy junto a Dn. Roberto Mejìa Alarcón, Presidente de la Asociación Nacional
de Periodistas del Perú ANP,  cuando me recibió luego de recuperar mi Libertad..
En la foto estoy en mi barrio Laycakota en Puno.









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