BIOGRAFÍA DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN
Caleruega, 1170 -
Bolonia, 1221) Religioso español fundador de la orden de los predicadores,
también conocida como orden dominicana o de los dominicos. Canónigo regular de
Osma, en 1203 tuvo que acompañar a su obispo en una embajada a Dinamarca.
Impresionado por el adelanto de la herejía albigense, no quiso tomar parte en
la cruzada guerrera decidida por el papa e insistió en su predicación pacífica
entre los albigenses. El monasterio de religiosas fundado por él en Prouille
(1206) se convirtió en el centro espiritual y material de su acción. Tras
rechazar varios obispados, en 1215 reunió algunos compañeros y obtuvo del papa
Honorio III la confirmación de su fundación (22 de diciembre de 1216) y de su
título propio de «predicadores» (21 de enero de 1217). El 15 de agosto de 1218
dispersó a sus dieciséis religiosos por París, Madrid, Bolonia y Roma y se
dedicó a la predicación y a la organización de su orden, que tomó su forma
definitiva en el primer capítulo general de Bolonia (1220), que le dio un
estatuto original de pobreza mendicante, independiente de la franciscana. En
1221 Domingo dividió su orden en ocho provincias. Fue canonizado en 1234 por
Gregorio IX.
Domingo de Guzmán
realizó estudios de teología y filosofía en Palencia entre 1184 y 1194, y antes
de concluirlos fue nombrado subprior del capítulo de los canónigos regulares de
Osma (Soria). En 1203 acompañó al obispo Diego de Acevedo en un viaje
diplomático a Dinamarca para concertar la boda del infante Fernando, hijo de
Alfonso VIII de Castilla, con una princesa danesa. En el transcurso del viaje
fue testigo de la propagación de la herejía albigense en el Languedoc (sur de
Francia), por lo que de vuelta a España se unió a los legados del papa
Inocencio III enviados para convertir a los herejes.
En 1206 fundó el
monasterio para conversas albigenses de Prouille (cerca de Franjeaux, Francia),
a las que puso bajo la regla agustiniana. Tas el asesinato de su legado Pedro
de Castelnau en 1208, el papa organizó una cruzada contra los albigenses
(1209-1213); Domingo de Guzmán se negó a participar en ella e insistió en la predicación
como único medio para erradicar la herejía. Para ello organizó su actividad a
partir del monasterio de Prouille, que fue reconocido posteriormente por el
papa. En 1215, y con la participación de Foulques, obispo de Toulouse, organizó
un grupo con varios compañeros con el propósito de formar una congregación que
se dedicase a la predicación y a la enseñanza.
Ese mismo año, tras
fundar una casa en Toulouse que había sido cedida por Pedro de Seila, marchó a
Roma durante la celebración del III Concilio de Letrán para obtener del papa
Honorio III la confirmación de su fundación. Además de ésta, que le fue
otorgada en diciembre de 1216, Domingo consiguió para la congregación el título
de “predicadores” en enero del año siguiente. Una vez instruidos los dieciséis
integrantes de la orden, en 1218 los distribuyó entre las ciudades de París,
Madrid, Bolonia y Roma con el fin de que continuasen la obra. En la capital
italiana la orden se estableció inicialmente en San Sixto y posteriormente fue
trasladada a Santa Sabina (1219).
Domingo, mientras
tanto, se dedicó a la organización de la congregación, que celebró su primer
capítulo general en 1220 en Bolonia, y en el transcurso del cual le otorgó un
estatuto original de pobreza mendicante basado en la legislación de la Orden de
Grandmont. Al año siguiente, motivado por el crecimiento de la congregación,
convocó el segundo capítulo general de la orden, durante el cual la dividió en
ocho provincias y organizó una campaña de predicación en Lombardía (Italia).
Falleció en Bolonia de regreso de un viaje a Venecia; sus restos yacen en una
capilla de la iglesia del convento dominico de Bolonia. Fue canonizado por
Gregorio IX por medio de la bula Fons sapientae el 3 de julio de
1234. Su fiesta se celebra el 8 de agosto.
Santo
Domingo de Guzmán fue un buen orador sagrado; se le atribuyen, aunque con poco
fundamento, algunos escritos. El papa le confió el cargo de lector, consistente
en la censura de los escritos y en la interpretación de las Escrituras.
Presidió sus esfuerzos la idea de que las herejías debían combatirse mediante
la predicación; así hizo con los albigenses o cátaros, que, apoyados por los
nobles franceses, sostenían la naturaleza maléfica del cuerpo, a la que era
preciso vencer mediante una extrema austeridad. A tales ideas quiso oponer no
las armas sino la palabra de predicadores que por un lado tuviesen una sólida
formación teológica universitaria, y por otro manifestasen en su persona y en
el modo de vida su espiritualidad y su renuncia a lo mundano. Junto con San Francisco de Asís, Santo Domingo de
Guzmán protagonizó así una revolución religiosa decisiva para la evolución del
espíritu medieval y aun de la misma Iglesia.
Programa oficial de las festividades en su honor. |
La hermosa Plaza de Armas del pueblo de Yaután. |
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