EL TALENTO DE MIRKO…
El verdadero “duende”
de Sauce
Puquio
No fui invitado a
la denominada “Noche de Campeones” ceremonia organizada por la UGEL – Casma,
el pasado 10 de diciembre (seguramente pensaron que no podía pagar el valor del
ticket), en donde se premió a un selecto
grupo de estudiantes de diferentes instituciones educativas de la provincia que
han destacado en el ámbito de la región
y el país, como es el caso de las I.E “Mariscal Luzuriaga”, “Cesar Vallejo”,
entre otras que obtuvieron lauros para la provincia en certámenes tanto en
Huaraz como en Lima.
En el caso particular de la I.E “Alfonso Ugarte” de Calpoc (Yaután), ésta tiene una especial
connotación, no solo por ser una pequeña escuela rural de niños, sino por el
hecho de que en sus aulas hay niños de muy modesta condición, como es el caso
del niño: Mirko Clever García Luna, quién desde su pequeño pueblo Chaclahuain, camina más de dos horas para
llegar a su escuela. Es quechua hablante de unos once años de edad, mayor de
tres hermanos quienes también estudian
en esta escuela del distrito de Yaután.
El niño Mirko
Clever es el ejemplo de muchos niños peruanos que por el hecho de haber nacido
en la agreste sierra peruana no tiene las mismas condiciones de vida ni la
oportunidad que tienen los demás niños de la costa o de las grandes ciudades en
cualquier parte del mundo. Pero muy a pesar de las limitaciones que tienen los
padres de Mirko, dedicados a las faenas
agrícolas con lo cual subsisten, éstos se esfuerzan porque sus niños
continúen estudiando en Calpoc, en donde se ubica la escuela más cercana a su poblado.
En este contexto de
severas condiciones económicas, tecnológicas, que se mueve el mundo moderno de
hoy, el niño Mirko ha sabido desarrollar
una capacidad innata que sólo es
propio en los niños talentos, de los niños genios, al haber cuantificado esa capacidad de retención en su imaginación
de los cuentos que su abuela le contaba
de muy niño, - cuando trataba de asustarlo - , de allí que la versión oral de “Saucy
Pukyu Ichick Ollqu” relatado por el niño Mirko, en nuestro idioma
materno, como es el quechua, nos parte el corazón, nos llena de emoción – aún sin conocer su traducción
al castellano, lo sentimos tan profundo y nos conmueve hasta la lágrima. Yo
solo lo he escuchado y visto en una grabación difundida por los medios de
prensa al día siguiente.
Cuantos niños habrá en la costa, sierra y selva de nuestro
país que permanecen ocultos en el anonimato y no tienen la “suerte” o la
oportunidad que ahora tiene Mirko, “descubierto” por las autoridades
educativas. Ojala nomás no lo abandonen como a otros tantos.
Nota.- Mirko Clever García Luna, obtuvo el 4to. Puesto
a Nivel Nacional en el Concurso de Narrativa Oral - 2014, organizado por el
Ministerio de Educación.
EL DUENTE DE SAUCE PUQUIO
Hace un tiempo
atrás dos niños fueron a Sauce Puquio a encerrar el reservorio, en el lugar
silencioso de Chaclahuain.
Llegando al lugar
vieron a un duende barrigón en medio de berros que estaba tocando su barriga
como si fuera un tambor con sus genitales, cantando una canción, sus cabellos
se asemejaban a candela ardiendo, sus ojos muy hermosos, del lugar donde estaba
parado salió un arco iris. Y este era la canción que estaba cantando:
“Sauce Puquio, Sauce Puquio
Sauce Puquio de aguas cristalinas
en medio de esas aguas
Yo vivo con mi padre…”
Después de mirar
por un buen rato los niños se rieron mucho, él más pequeño de ellos cogió una
piedra y le arrojó tratando de golpearlo, esquivando la piedra comenzó a
perseguir a los niños, quienes huían despavoridos por la subida de Chantipampa,
faltaba poquito para que el duende los alcance cuando en esos instantes
Soqtisiki, el perro de don Jaime salió ladrando, espantando al duende quien
huyó del lugar. Pedro el niño más grandecito le amonesto a su hermanito diciéndole:
-
¿Por qué le tiras piedra al hijo del
diablo?, por poco nos alcanza… mientras Miguelito el más pequeño de los niños
estaba temblando de miedo.
Llegando a su casa
los niños contaron llorando a sus padres lo que les había sucedido, ellos
primero se rieron y luego les amonestaron diciendo:
-
Sí la otra vez le tiran piedras al duende
que es el hijo del diablo se los va
llevar adentro de la tierra para convertirlos en otro duende.
Cuando llegó la
noche los niños tomaron la rica sopa preparado por su mamá doña Fausta y luego
se durmieron tendiendo el pellejo de
carnero negro, frazadas de lana de oveja bien abrigados. A medio noche el
diablo llegó a la casa de don Eugenio y cargando en sus hombros se lo llevó a
Miguelito, cuando estaba llevándoselo
por la bajada de Chantipampa el perro de la anciana Teófila sintió la
presencia del demonio y comenzó a aullar y ladrar, y el diablo al sentirse
descubierto se escapó arrojando al niño en medio de plantas de tunas que crecen
abundante en el lugar.
La anciana Teófila
al escuchar los llantos de un niño salió con su linterna y encontró al hijo de
don Eugenio en medio de tunas totalmente desnudo que estaba llorando
desconsoladamente, cuidadosamente lo sacó de ese lugar y se lo llevo cargando
en su regazo. Llegando a su casa se durmieron bien abrigados.
Cuando amaneció el
nuevo día lo echaron de menos a Miguelito quien no estaba, desesperados
empezaron a buscarlo por diferentes lugares, sólo encontraron sus prendas de
vestir amontonados detrás de la piedra grande que hay cerca de la casa de Don Eugenio, lo que generó mayo
desesperación en la familia. Entonces doña Fausta llorando desesperadamente se
arrodilló en el suelo juntando sus manos y elevando su mirada al cielo, pidió
perdón a San Juan Bautista, Patrón de las tierras de Chaclahuahin con esta
oración:
“Señor San Juan
Padre amoroso
Devuélveme a mi hijito.
No mires lo pecadora que soy
De aquí en adelante seré una buena mujer…”
En esos momentos
Miguelito apareció por el camino que sube a Chaclahuain completamente
desnudo llorando, la madre al ver a su
hijo corrió lleno de alegría abrazando se lo cargó y se lo llevó a su casa,
allí Miguelito entre sollozos narró la forma como el diablo se lo llevó, entonces
su papá don Eugenio muy asustado le sobó a su hijo con ruda y sal pidiendo a
los cerros, a los santos y al Dios del cielo para que se compadezca de sus
hijos y su casa.
Ahora don Eugenio
ya no envía a sus hijos a Sauce Puquio a encerrar el reservorio. él mismo va a
realizar esta tarea, chacchando bien su coca y llevando ají, ruda, ajos y sal
en su alforja. Toda la población de
Chaclahuain juntándose están decididos a ir a Sauce Puqio llevando abundante
ají molido, mezclándolo con ajos y luego echarlo en sus aguas, para así
espantarlo y botar al diablo y a su hijo el duende lejos de ese lugar. También
dicen que llevaran al cura del distrito
de Yaután para que haga una misa en el lugar, y así evitar que más niños
desaparezcan.
Fin
(Traducción del cuento quechua “Saucy Pukyu Ichik Ollqu”,
a cargo del Prof. Nelson Omar Vega Encarnación.)
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