ÓRDENES SON ÓRDENES
Había llegado al
cuarto de secundaria con un precedente muy bueno, al punto que la misma
dirección del Colegio me ratificó como policía escolar ese año. Siempre me
gustó la disciplina y que los demás me obedezcan, dirigir a grupo de personas y
eso lo llevé siempre a las aulas. Ya antes había llegado a ser brigadier
general, en mi anterior colegio; todos los brigadieres y policías escolares del
“Salvador Allende”, estaban a mi cargo y eso me hacía sentir importante. Ya un
año antes se había introducido las rondas por parte de los Policías escolares,
quienes servíamos de apoyo a los auxiliares destacados a este Centro Educativo,
que en total sumaban, dos en el turno de la mañana y dos en el de la tarde. Era
una disposición de la dirección que salgamos a darnos vueltas por todo el
Colegio y no permitir que los alumnos pernocten fuera de sus aulas; siempre y
cuando nos encontremos dentro de nuestras horas libres o cuando algún docente
no asistiera a clases.
Siempre hacíamos
las rondas de dos, y mi amigo Alfonso Puelles, más conocido como “El Gringo” -
Un alumno, de regular para abajo; poco tímido con las chicas y de espíritu
emprendedor, que por esos azares del destino llegó a ser miembro de nuestra
policía nacional – era el indicado para acompañarme. Las coordinaciones se
hacían precisamente con los auxiliares, quienes ejercían un poder de mando
sobre nosotros (unos más que otros, por su abusivo proceder). Era inicio de
semana y nos intercepta el Sr. Lomparte, su avanzada edad o su apariencia de
serlo imponía cierto respeto, por lo que era difícil negarse a lo que este
Señor perteneciente a una conocida familia casmeña, dispusiera:
-
¡Jóvenes Policías! - Necesito que se acerquen a la
“H” y le digan a los alumnos que se encuentran afuera de su aula que pasen.
Por
ser el alma mater, nuestro centro educativo era uno de los más grandes y por
ende concentraba al mayor número de alumnado en nuestra ciudad y cada año
contaba con secciones de acuerdo al alfabeto, tomando en consideración, las
edades, su capacidad como alumnos, etc.
-
Por un momento nos quedamos callados, sin
reaccionar…y cuando nuestro auxiliar se ha retirado, vinieron las expresiones
irremediables:
-
¡Qué!. ¿A la zona prohibida?. – ¿Has escuchado
Alfonso?...
La
zona prohibida, así bautizada por los propios alumnos y algunos docentes, por
tratarse de la última sección del quinto de secundaria, donde se encontraban
los alumnos más “vagos” del colegio, la mayoría bordeaban los 20 años y muchos
de ellos tenían su prontuariado en la dirección (suspensiones, expulsiones
transitorias, innumerables llamados de atención, broncas cotidianas, en fin).
Era un lugar, alejado de las demás aulas. Casi, casi se había creado un límite
ficticio, el cual nadie quería cruzar, por motivos justificados. Era como
cruzar, cercos de espinas y estratégicas zonas minadas, a donde ningún atrevido
u osado brigadier o policía escolar se atrevería a traspasar.
-
Nos quedamos mudos por un instante, ambos nos
miramos – entre indecisos y asustados; queriendo que se revoque esta orden en
ese instante, pero el Sr. Lomparte ya no estaba y como decían siempre nuestros
superiores, desde cuando estuve en el primer año de la secundaria, en que fui
por primera vez, un privilegiado con cordón en el hombro izquierdo o tal vez –
y mejor dicho – un sacrificado con uniforme y nada más. Ordenes son ordenes.
-
Ambos nos miramos por un momento, por nuestras
mentes pasaron muchas ideas. Incluso la idea de hacernos los locos e irnos por
ahí, para luego regresar a nuestras aulas. La decisión al final sería de
nosotros, pues algo nos hacía dudar de acatar aquella orden, por tratarse de
evadir una responsabilidad del mismo auxiliar, pues aquella acción le
correspondería a él y no a un par de débiles y muy novatos policías escolares,
ya que aquella área del colegio, era reservada sólo para docentes y auxiliares,
pero el deber se imponía ante nosotros y como reitero, alguien en nuestras
enseñanzas nos transmitió, al decirnos: Ordenes son órdenes…
-
Pasaron los minutos y no atinábamos a nada; nuestros
corazones empezaron a palpitar más aceleradamente y nuestras manos pese al
calor reinante de nuestra tierra, se sintieron frías. Y casi, como por un acto
reflejo ambos iniciamos un recorrido visual inesperado a nuestro alrededor y
logramos divisar, el rostro del Sr. Lomparte que se asomaba de entre una de las
paredes de la dirección, como observándonos; pero que al cruzarse con nuestras
miradas, repentinamente se escondía…
Sin
más remedio, caminamos hacia la “zona prohibida” y en efecto, parecía otro
mundo, la bulla era ensordecedora, todos hacían lo que querían, los rostros
disímiles hacían recordar algún reclusorio juvenil, nadie permanecía en su
aula, y de ninguna manera causamos el efecto que dábamos en otras secciones
quienes al ver a policías escolares,
cuando estamos a algunos metros todos súbitamente ingresaban a sus respectivas
aulas. Y cuando ya nos encontrábamos a escasos treinta metros de la puerta de
entrada del aula, alguien se nos acerca:
Tenía
una apariencia un tanto tétrica: el ojo izquierdo medianamente gacho, de
contextura delgada, el ceño fruncido, sus pasos eran desafiantes, una cicatriz
que se imponía en parte de su cara, partía precisamente del ojo izquierdo, en
el brazo derecho se distinguía un tatuaje bien pronunciado con la imagen de una
chica semi desnuda y de seguro que
pasaba los veinte años.
-
¡Que pasa muchachos!... Por un momento enmudecimos.
-
Habló Alfonso; quien había cambiado de color en ese
instante.
-
¡Nada amigo!. - ¡Sólo somos portadores de un
mensaje!. (rápidamente entendí la respuesta astuta de Alfonso).
En
ese momento, aquel muchacho (que más parecía un delincuente requisitoriado),
soltó una sonrisa burlona y hasta cómplice.
-
Bueno hablen ya!-¡Qué mensaje! . (cambiando su tono
de voz). Un tanto más agresivo.
-
Alfonso. Ahora sí se quedó mudo.
-
Cuando repentinamente y como si hubiéramos estado
conectados mentalmente. Le respondí: ¡Dice el Sr. Lomparte que por favor entren
a su aula!...Alfonso, dentro de su transe de conmoción total voltea y me mira
asombrado.
-
Y de repente, el muchacho suelta una estruendosa
risa y me contesta con una voz lúgubre y desafiante:
¡Dile
al Sr. Lomparte que si es tan hombrecito que venga el mismo y nos haga entrar!.
Ambos
hemos dado media vuelta y hemos regresado como tormentas tropicales a nuestras
respectivas aulas, sin poder contarle lo sucedido a nuestro auxiliar; al
estricto Sr. Lomparte, quien seguramente yacía temeroso en la dirección y quien
tuvo menos valor que nosotros. Y gracias a ello, aprendimos que no siempre se
debe acatar a toda costa una orden,
sobre todo si está de por medio nuestra propia seguridad personal.
Casma, 16 de Julio 2010.
NOTA:
Abogado y
escritor casmeño. Son sus padres don José Luis Ayala León y doña Carmen Norma
Vera Balarezo de Ayala (fallecida). Es el segundo de tres hermanos. Realizo sus
estudios primarios y secundarios en Casma. Sus estudios Superiores los realizó
en Lima, graduándose como abogado en la
Universidad de San Martín de Porres, es aquí donde afianzó su amor por las
letras, participando en diversos círculos literarios como “Hora Zero”,
“Zoociedad”, “Valium”, “Vade retro”, “Galera”, “Lumem Gentium”.
Ha sido
Presidente de la Asociación de Escritores y Poetas de Casma. Es integrante de
la Casa de la Cultura; asimismo, integra la Asociación de Escritores y Poetas
de Ancash (AEPA), la Asociación de Periodistas de Casma y la Federación de
Escritores del Perú. También ha sido docente de
diferentes instituciones educativas de Casma y Chimbote. Presidente de la
Asociación de Abogados de la provincia de Casma, Director Académico del Centro
para la Investigación del Derecho – CID, Presidente Honorario de la Asociación
Pro Derechos del Ciudadano – APRODEC, Fundador y principal promotor del
Instituto “Cultura y Desarrollo”, Procurador Público en las Municipalidades de
Casma y Huarmey, entre otras. Es
diplomado en Derecho Civil, en Gestión y Administración Pública. Especialista
en temas Municipales, Laborales y Administrativos. Siguiendo actualmente una
maestría en Derecho.
II.-
OBRAS PUBLICADAS:
Ø 1992-1995 (etapa universitaria):
“Malparidos i reverentes” (plaqueta),
“El Viaje” (cuento), “Eructos y desvaríos”(plaqueta), “El Origen y el
Fin” (cuento), “Poemas de una Semana” (participante en Concurso Nacional de la
Asociación Peruano Japonesa).
Ø 2000 “Sueños de Verano” (plaqueta).
Ø 2001 “Apuntes de Junio” (plaqueta).
Ø 2002 “Letra Urgente” (plaqueta).
Ø 2003 “La Cintura de Afrodita”
(Primer Poemario).
Ø 2004 “De cuando el Amor es un ave”
(plaqueta).
Ø 2006 “Alegoría de tu Presencia”
(poemario).
Ø 2007 “Eros o las deidades del
Eclipse en tus labios” (poemario).
Ø 2008 “Seis” (plaqueta).
Ø 2008 “Versos para un Ángel” (plaqueta).
Ø 2008 “Escritos para Carmen”
(poesía, crónicas y pensamientos).
Ø 2011 “El Ocaso de los Sentimientos”
(cuentos).
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