LEYENDA
DE LA PIEDRA CANSADA
Gobernaba el valle de Sechín
un aguerrido curaca que por lo avanzado de su edad, quería para su primogénita hija,
un hombre que la desposara, pero éste debía reunir ciertas
condiciones que no eran fáciles de encontrar en la zona. Muchos jóvenes deseaban hacerse
de su bella hija; se presentaban ante él para pedirle permiso para casarse,
pero al escuchar sus condiciones se desanimaban. Y así pasaron
muchos años sin que nadie pueda casarse con ella. Como tal, era
conocido en todo el valle que no había nadie que pudiera hacerse de su hija,
que a pesar de lo madura que estaba no perdía su hermosura.
Fue así, que en uno de esos
años llegó al valle un poderoso ejército de guerreros provenientes del norte;
eran los Muchic, todos valientes y aguerridos, que al ver a la hija del
curaca vencido, los jóvenes no dudaron en enamorarse de ella. El
anciano jefe no opuso resistencia, con la única condición que su hija sea
respetada y pueda casarse con uno de los guerreros victoriosos, conforme era la
costumbre de la comarca.
Para ello convocó al jefe
visitante y le propuso su decisión lo cual fue aceptado. Entonces los
guerreros jóvenes luego de conocer la propuesta del curaca, se alegraron, todos
aquellos que se creían dispuestos a cumplir con el reto planteado podían
participar. El cual consistía en trasladar una enorme piedra de unos seis
metros de longitud hacia un lugar señalado, en donde el curaca estaba
construyendo un templo, allí se colocaría esta piedra al ingreso
como una estela que perennizaría su memoria a través del tiempo. Tenían como
plazo los días que dura la fase lunar, al término del cual, al amanecer la
piedra debería estar colocada en el lugar previsto.
Entonces, un sin número de
guerreros se hicieron al campo en busca de la piedra que reúna las condiciones
señaladas,; ubicaron la piedra en una de las canteras cercanas al cerro “El
Mirador” donde muchos de ellos ni siquiera intentaron moverla,
desanimados muchos de ellos regresaban, al final solo se quedó uno de ellos que
logró moverla y comenzó a trasladarla con mucho esfuerzo, pero
lamentablemente cuando sólo le faltaba unos kilómetros para llegar a la meta, lo
sorprendió el amanecer del último día, por lo que tuvo que abandonar la
piedra en el lugar que actualmente se conoce. De allí su nombre de “Piedra
Cansada”. Enterado el anciano jefe de lo sucedido, y viendo el sufrimiento de
su hija adorada, que se había hecho muchas ilusiones con su matrimonio, mandó a
llamar al joven guerrero que no alcanzó su cometido para casarlos y
ambos vivieron felices.
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