( Para J.R.A que me inspiró este relato)
El desarraigo familiar los
llevó a trajinar por diversos lugares de tierras lejanas en donde el padre no
encontraba trabajo para paliar el hambre que los consumía de a pocos. De lo que
fue la familia inicial sólo quedaban tres, dos habían sido vencidos por la
hambruna y la tristeza, los lloraron y tuvieron que enterrarlo en cualquier
terreno baldío. Para muchos amigos que
conocían a este clan familiar- al parecer- sufrían de una enfermedad congénita
o una maldición que no encontraban explicación alguna.
De tanto caminar por tierras
desconocidas, llegaron a esta tierra en donde se plantaron de pronto, había
agua cristalina que discurría de un pequeño río y una inmensa floresta rodeada
de algarrobos, formaba un oasis perfecto en medio de un desierto que los rodeaba lleno
de variadas especies de animales que podían cazar a su gusto. Decidieron
acampar y quedarse unos días, armaron una pequeña choza junto a un frondoso
algarrobo, y al final el cansancio, los hizo dormir en un
profundo sueño que los atrapó a los tres.
Por coincidencia los tres
tuvieron el mismo sueño, soñaban que el algarrobo que los protegía les hablaba
despacio a cada uno con una voz melodiosa, como tratando de acurrucarlos y
darles confianza, y cuando se dieron cuenta en su sueño, cada uno de ellos fue envuelto
por sus pequeñas ramas que olían a un perfume embriagador y de cada faique que
colgaba, salía una música suave, deliciosa que jamás habían escuchado,
entonces se estremecieron, tuvieron miedo.
No había caso, se
encontraban atrapados por ese enorme árbol que había de pronto cobrado vida,
quien al son de un extraño sonido que emanaba del entorno, todos los árboles se movían en un
sincronizado vaivén, y era tanta la alegría que irradiaba en el entorno que las lagartijas y
los cañanes salieron de sus escondrijos y en perfecta armonía se contorneaban,
mientras que los zorrinos y los pumas del monte salían en calma en aparente señal de aprobación.
Lo que parecía ser un sueño
o una pesadilla se había convertido en una absurda realidad del que no salían,
muy a pesar del esfuerzo inicial. Pasados los minutos y las horas, uno a uno
fueron cayendo en un profundo sueño, se olvidaron de todo cuánto les rodeaba.
Este acontecimiento trastocó la memoria de cada uno, y les fue borrado todos
los males y los malos recuerdos que guardaban en lo más profundo de la
subconsciente, así como de imágenes y marcas de sufrimiento que les laceraba su
humilde vida, su humilde condición.
En cambio el algarrobo les
hizo conocer la técnica del preparado de la sabrosa algarrobina, así como del
tostado del faique para preparar el codiciado “café”, amén de otros usos
domésticos, como en la crianza de abejas para producir miel, o engordar el
ganado caprino, o lanar, especies que tiene en la costa norte del Perú.
Las horas habían trascurrido
sin que nadie se dé cuenta, salvo los mamíferos de diferentes especies que se
habían congregado alrededor de ellos, pero ellos aún dormían un plácido sueño;
pareciera que esta familia nunca había dormido mejor que esa tarde. Fue el
calor sofocante del mediodía que los hizo despertar y de pronto se sintieron
como nuevos, con mucho ánimo, se miraron a los ojos y notaron que tenían otra
semblante y hambre que los consumía, lo
primero que hizo el padre por instinto, fue comenzar a masticar los faiques que
como colcha entarimaban el suelo, y olían bien, al verlo lo siguieron madre e
hijo. Probaron que el sabor del faique, era dulce, y delicioso, los disfrutaron hasta cansarse.
Recuperaron fuerza y no tuvieron mejor idea que darse un chapuzón en el
riachuelo que se encontraba frente a ellos.
Antes del atardecer
reforzaron la precaria choza hecha de palos y ramas que los cobijaba, charlaron y decidieron pernoctar por un buen tiempo en dicho lugar, en donde
percibían estar protegidos por una extraña sensación que no encontraban
explicación, observaron además que allí nada les faltaría.
Esa noche volvieron a dormir juntos alrededor del viejo algarrobo que los acurrucó como a niños para que no tengan frio, y volvieron a escuchar la música que del algarrobo sin duda provenía.
Esa noche volvieron a dormir juntos alrededor del viejo algarrobo que los acurrucó como a niños para que no tengan frio, y volvieron a escuchar la música que del algarrobo sin duda provenía.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario