ESTRO II
(Para
C.R.A con el amor más grande del mundo.)
Nunca he dudado que eres la inspiración aquilatada de mi vida.
de esta vida que te espera sentado
debajo de mi sombra
anónima y te extraña.
Una razón cuantiosa me unió a ti, cuando estaba solitario y perdido entre
los pensamientos dudosos y la calma aparente del día.
Había prometido nunca volver a escribir poesía, pero no es posible
soportar tanto amor, tanta dulzura cuando te tengo junto a mí, en mis sueños,
en mis ansias; y hoy he roto esta promesa anticipada aunque ello signifique ser
un miserable, un pobre diablo que atribulado por amor rompe su compromiso con irresponsable
actitud.
Estoy arriesgando todo por ti; mi apellido, mi honor, mi futuro que creo
es muy poco para ti, teniendo en cuenta que te amo y te sufro heroicamente
como un estúpido incomprendido, rechazado,
pero qué más da: ¡ Si en verdad os amo.¡
Por ti he vuelto a reencontrarme conmigo y a escribir ansioso estos
versos llenos de esperanza y amor; amor que se llena a minutos cuando te
recuerdan a pocos, amoroso, con pasión.
A veces me pregunto ¿qué me has hecho para amarte tanto y sufrirte a cada
instante, y alborotar como loco mi viejo
corazón?
Requerimiento vital por qué no vienes, si eres el agua que hoya
palpitante mi ser con ese constante gotear que me hace daño, y sufro por este
amor indivisible que nadie podrá derrotar.
Porque ahora que estás cada vez más cerca, casi a unos metros, y que tu
olor embriagador colma mi nariz; te percibo completo, armonioso con esa mirada
plena que me atrapa, y es tanto que se desborda a borbotones por el desierto
calcinante de mi ser, y es dulce saborear tus besos ansiosos que no perdonan.
Volví a escuchar tu voz, luego de muchas jornadas de ausencia, de
silencio obligado, maldito que me alejó de ti; dejándome vacío, inicuo como una
piedra muda, como una tumba fría llena de odio, de distancia abrupta y de dolor.
Es por eso que te sufro, y tu recuerdo me estruja el corazón, aunque el
silencio con su manto tenebroso pretenda desquiciarme y hacer perder la razón.
Eres el comienzo y el final que no tiene espacio ni tiempo; una luz
invulnerable de fuerza y de sabor que me alimenta a diario con ese néctar
invisible que segregan tus besos, y que va
guiando mis pasos por la senda inevitable del amor.
La historia de tu vida, es la continuación acrecentada de la mía que no
tiene otro cause que no sea el tuyo. Y junto a el muere.
Porque tú me has atrapado con esa mirada plena que me doblega el alma
cada vez que te miro y caigo a tus pies.
He confirmado pues, que no hay nada
que nos pueda separar, y que solo es cuestión de tiempo y un poco de
paciencia nada más; es ahora que te amo con todas las fuerzas que me da esta
vida que te pertenece y es tuya.
Recuerdo que te había soñado que eras de azúcar o algo así como el
almíbar que puesto al fuego se acrisola, espumante con solo probar su punto, y
era sublime verte como poco a poco te ibas transformando en caramelo, turrón o
en chocolate que al saborearlo me endulzaba el alma hasta dormirme cantando una
canción.
He vuelto nuevamente a pronunciar tu nombre, a palpar tu figura, tu olor
a orégano, a manzana que en plena selva de mi pecho ha florecido, muy adentro,
enmarañado, con tu pelo enraizado en mis pestañas, uno a uno que te ven, que te
sonríen como en aquellos tiempos en que nuestro amor era cantado por el viento.
Te puedo jurar, que en todo este tiempo sólo he vivido, ansioso de
conservar todo lo que me recuerde de ti, en especial tu sonrisa, tu lunar, tu
mirada.
En mi bitácora personal – está escrito – con letras grandes y moldeadas,
que eres la última estación definitiva de mi vida, algo así como un suspiro
antelado, premonitorio que no escatima esfuerzo para ahogar su felicidad en
medio de una charca, o en tus brazos que con seguridad me esperan.
Cómo dudar entonces, del color abreviado de tus ojos, sí estos tienen
una profundidad insondable al que sólo llegan los que logran descifrar
ese misterio que lo cubre; mezcla de un crepúsculo exaltado
y del amor que te profeso.
ADVERTENCIA FINAL
Confieso que la vida no tiene sentido
si no se ama aunque sea un poquito, y
que es vital para confirmar que Dios existe
en este conglomerado humano lleno
de desigualdades,
odio e ignorancia que no podemos ocultar, y es inocultable
que tu presencia disipa esa borrasca como una tea encendida
que alumbra a diario mi horizonte.
Solo el mar conoce el secreto ancestral que nos protege,
fruto de ese pacto que firmamos un día en que nuestro amor
estaba izado al tope, en cada uno
de los corazones sufridos
de los pescadores que todavía nos recuerdan cuando divisan
nuestra pequeña isla escondida.
Ahora que estamos juntos,
quiero recorrer cada uno de los puertos
escondidos que te ocultan, entre lunares grandes y
pequeños que cubren el blanco
terreno de tu cuerpo,
que se expone a la luz y a la mirada atenta de mis ojos que
te quieren devorar sin atenuante
ni consideración alguna.
Hoy estoy junto al mar, acariciando mi sueño
y tu recuerdo perenne que me espera.
Autor
Augusto Llosa
Giraldo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario